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jueves 28 marzo 2024



GB - 15/06/09
UN ICONOCLASTA EN EPSOM
SEA THE STARS, a un paso de la triple corona

por César Guedeja-Marrón de Onis

Siquiera a vuelapluma, no debe dejarse pasar mucho tiempo sin arañar algunas ideas que derivan del siempre apasionante Derby, empeño que obedece a algunos lugares comunes que invariablemente se proclaman a raíz de la cita anual de la que se tiene por carrera más famosa del mundo.

Mientras los perseguidores van al límite, Sea the Stars marcha cómodo y mirando a la cámara

  • Epsom se ha remozado. Le hacía falta aunque confieso cierta añoranza de su aroma antiguo, aquel en que los puestos de supuesta comida invadían de hedores varios la atmósfera, aquel en que había borrachos por el suelo en la parte interior de la Tribuna popular, aquel en que el recorrido entre el paddock y la Tribuna era difícil de alcanzar a tiempo sin un paso de grupo 1, ese recinto donde se divisaban cientos y cientos de grupos de “seres vivos” (expresión sumamente precisa de una lingüista del Gobierno) en torno a los más variopintos elementos de diversión tipo feria, autobuses, bookmakers etc,… aquel Epsom que va desapareciendo. Y, en especial, la cantidad de “seres vivos” (excluyo, claro es, a los caballos) que se desplazan allá el primer sábado del mes de junio, día instaurado en lugar del tradicional miércoles después del primer martes, que era la norma anterior. Será la TV o el apoltronamiento del pueblo inglés que, sin embargo, llena los estadios de fútbol a horas similares a las de los acontecimientos hípicos Y lo grande es que, al menos en Europa, el país donde más se llenan los hipódromos es justamente el Reino Unido. Pero hemos pasado de los –se decía, exageradamente— 200.000 espectadores a bastantes menos, por muchos que sean aún. Lo que no decae es la “inversión” sobre los participantes, vía bookmakers, starting price o Internet. Esto último preocupa a la UE (creo que está en vías de regulación para que los Estados no pierdan el control sobre las apuestas y los ingresos bien golosos que producen). Pero eso es otra historia.

  • Hay algo en la nueva Tribuna, a la entrada, que me parece de mayor acierto que la arquitectura nueva del recinto. Es una frase —no se olvide, nada hay más bonito que las palabras— del ínclito Federico Tesio, el fastuoso y genial criador de medios limitados pero resultados imbatibles, como sus por cierto imbatidos Nearco, de quien viene hoy el 90 por ciento (exageremos un poquito) de los caballos de pura sangre inglesa, y Ribot, el gran Ribot. Dice algo así: La mejora de la raza del pura sangre no pasa por las investigaciones de los zoólogos, ni por la competencia de profesionales, criadores o expertos. Pasa por el “winning post de Epsom”. Lo que es verdad. Pero no toda la verdad.

  • La edición de 2009 presentaba un panorama relativamente parecido al del año pasado. Seis pupilos de O’Brien, seis, pertenecientes al equipo Tabor-Magnier y conexiones, poblaban la mitad del campo, repartiéndose este por nacionalidades en 8 irlandeses (siglas IRE) y 4 GB (Golden Sword, Montaff, Crowded House y Fame and Glory). El terreno tenía la calificación de bueno y la lluvia intermitente del frío día 6 de junio no fue suficiente para ablandar la pista.

  • Favorito era el ganador de las guineas, el precioso castaño hijo de Cape Cross y Urban Sea, la yegua que hizo suyo el Arco de Triunfo (podría decirse que también por el “winning post” de Longchamp pasa la mejora de la raza) y que ya produjo nada menos que a Galileo. Le seguían Fame and Glory (Montjeu), un finísimo y espectacular potro que se mueve mejor que una top model, al que no cuadraban bien los feísimos colores de Smith-Magnier-Tabor, Jesús del Gran Poder con costuras blancas. A distancia ya se cotizaban entre 4 y 8 a 1 Rip van Winkle, Gan Amhras, Age of Acuarius (los tres por Galileo) y Black Bear Island (S. Wells).

  • Nunca fueron tan precisas las apuestas en lo que hace a los dos primeros clasificados cuya carrera fue buena, bonita y satisfactoria. Pero, para este su humilde relator, no excepcional, si bien esta afirmación, lapidaria para muchos, pide las precisiones que haremos de inmediato.

  • Poca historia tuvo el recorrido. La estrategia de los O’Brien , sometida a examen con lupa por los antecedentes del año pasado en relación con repetidas carreras de élite, ventiladas tras tácticas de equipo con cuadras de distintos colores (lo que generó una sanción económica considerable al entrenador y a dos jockeys, Murtagh y O’Donoghue) no fue ni coherente ni contundente si partimos de la base de la falta de aliento del favorito, presunta, claro, pero que era la baza a explotar, a saber, hacerle sentir los metros al ganador de Newmarket. Condujo Golden Sword (High Chaparral) con Age of Acuarius a paso vivo pero moderado, dejando en cómoda expectativa a Sea the Stars, guiado de la mano por Kite Wood (Galileo), precediendo a un Fame and Glory cuya única preocupación era marcar el recorrido del pupilo de Oxx, el excelentísimo entrenador irlandés del Aga Kahn, pongamos por ejemplo.

  • La manera de galopar del hijo de Urban Sea es de gran belleza… por su simplicidad. Todo su movimiento es armónico y elegante, de una extrema facilidad, como si lo hiciera no ya de modo natural, sino carente de esfuerzo aparente. Ni cuando se le exige se desmelena. Es la difícil sencillez del arte primitivo, del juego de Iniesta o de la pose de la Gioconda.

  • En suma, un potro admirable, de potente físico, sin alcanzar la categoría de armario ropero, pero con una elasticidad a la que en el campo presente en la carrera sólo Fame and Glory podría superar, a más de disponer este hijo de Montjeu de una clase excelsa, a la vista incluso del lego en turf.

  • A la entrada de la recta, e incluso en Tattenham Corner, la incontinencia y los nervios de los jockeys impelen a exigir prematuramente, en tanto que Sea the Stars y Fame and Glory continúan esperando, el uno el momento y la zona ideal para el ataque final y el otro el marcaje al de Oxx. Las hostilidades en la cabeza se desatan en los 400 últimos metros, cediendo Age of Acuarius, aproximándose ya Sea the Stars, con Fame and Glory, Masterofthehorse (Sadler’s Wells), en notable progresión desde el último puesto en Tattenham, y el otro Tabor, unido a Magnier & Smith, Rip van Winkle.

  • El favorito se deshace del leader de inmediato, aplicando una punta de velocidad sin alharacas, pone dos cuerpos entre sí y los perseguidores y mantiene la renta (Kinane le administró tres palos de atención más que de castigo) hasta el poste, pasándolo en segunda posición Fame and Glory por casi medio cuerpo sobre Rip van Winkle, que había remontado mucho, una corta cabeza escasa sobre Masterofthehorse y otro tanto por delante de un aguerrido y corajudo Golden Sword.

  • Grandes aplausos, menos fríos que de costumbre acogieron al irlandés de John Oxx, propiedad de un descendiente de la familia Tsui, quien es responsable de Urban Sea.

  • La carrera no me pareció superior a otras muchas ediciones y eso obliga a ponerla entre paréntesis, que puede despejarse favorablemente en el futuro ya que los primeros dan impresión de calidad genuina y de haber arrojado un resultado absolutamente regular. Pero eso está por ver. No creo, hoy por hoy (repito, hoy por hoy, para que no haya dudas) que hubiera nadie superior a Galileo, Authorized o a New Approach, por citar modernos derby-winners, o bien a Lamtarra, Golden Fleece, Shergar o The Minstrel si nos remontamos muchos años atrás…..porque, y pido perdón por la herejía, el Derby no ha dado un gran porcentaje de caballos excepcionales en un periodo de tiempo muy extenso, quedando por debajo de la calidad de los ganadores, en conjunto, del Jockey Club de Chantilly … cuando aún no se había cometido la tropelía de bajarlo a 2.100 metros. Con citar a Sadler’s Wells, a Peintre Célèbre o a Montjeu podría bastar si quisiéramos profundizar en la polémica, ya estéril a causa del desaguisado, que espero se rectifique porque percibo en la Prensa francesa más conspicua que el clamor por volver a los 2.400 metros se intensifica.

  • Hay, en cambio, un aspecto absolutamente atractivo en el Derby 09: la posibilidad, tras ganarlo el laureado de las guineas, de que se repita la Triple Corona que Nijinsky logró, por última vez hasta hoy, en 1970.

  • Un periodista francés bien conocido me confió que círculos cercanos al caballo tenían in mente, antes del Derby, que, si se dieran las condiciones de forma del caballo y de aptitud al terreno, que prefiere bueno, Sea the Stars (nombre que es un juego de ortografía y significados porque fonéticamente quiere decir “Ve las estrellas” o “Mira las estrellas “ que , correctamente escrito sería “see…” pero así no incluiría la merecidísima mención a su madre, Urban SEA) disputaría el St Leger de Doncaster…..y el Arco de Triunfo. Si lograse la Triple ya sería un ejemplar histórico en estos tiempos de melindres, de cautelas y de pensar sólo en el mercado. Si, después de la hazaña, fuese al Arco y lo ganase, estaríamos ante un monstruo. Me cuesta creerlo porque no es fácil que su pedigree—Cape Cross, semental hoy propiedad de Godolphin, no lo sustenta- le habilite para los casi 2.800 mts. del St. Leger y, además, el terreno puede estar en contra del potro como añadido de excesivo esfuerzo y condición contraria a su aptitudes Por otra parte está el tiempo que queda hasta ese momento…Difíciles decisiones para Oxx, el preparador que, por prudencia, sabiduría y hasta físico, se diría que es el Royer Dupré de Irlanda . O viceversa, si se prefiere. En cualquier caso, el reto es apasionante. Y no resisto echar mi cuarto a espadas: yo, sin dudarlo ni un segundo, iría a Doncaster. Será romanticismo trasnochado, será desear que el Barcelona o el Real Madrid ganen sus compromisos no vitales para no perjudicar a otros aunque carezcan de interés directo, será ese deseo de que se gane sin trampas, la creencia de que es mejor perder que vencer ilegalmente, que es más satisfactorio jugar o galopar con clase que ganar dinero, que hay que buscar la excelencia, será que está uno ya más pasado que la polca o que el “fair play. Pero, eppur si muove, uno está en lo cierto. Si no lo creyera, no lo manifestaría. Y si así pensase todo el mundo, la evolución positiva no se detendría, permitiéndonos ver, por ejemplo, a Sea the Stars en la salida del St Leger. Así sea.












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