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viernes 29 marzo 2024



- 13/08/21
(II) LA COPA
Hace justo un año

por Rodrigo García Bergareche

Amanece nublado al despertar a eso de las once. Me comentan que un par de horas antes campeaba un cielo espléndido, sin embargo, en aquellos momentos supuestamente radiantes, la vida no era más que una nebulosa informe y las calles aún no estaban puestas.

Lord. Foto:

  • Tratando de rellenar la mañana del día 15 de Agosto, que siempre se hace eterna, leo algo de Cela que acaba de llegar a mis manos, Mazurca para dos muertos, y me pongo con ello hasta la hora de la comida: <> El comienzo es toda una prefiguración climática.

  • A partir de ese momento todo empieza a tomar una velocidad creciente que termina por ser supersónica cuando se llega al hipódromo, donde la tarde corre emulando a los purasangres protagonistas. Como dijo Proust, el tiempo es elástico.

  • Salgo de casa con dos horas de antelación. El trayecto en topo son cincuenta minutos de una impaciencia a la que doy vueltas con las elecciones del día, una vez tras otra, sopesando los pros y los contras, tratando de buscar un petardazo que haya pasado desapercibido anteriormente, trazando una estrategia que pretenda ser infalible, que nunca lo es al fin y al cabo (o al menos de forma íntegra) y que se muestra insondable a priori y tremendamente obvia al acabar la jornada. Llego con bastante tiempo, ya cuelga en las taquillas el cartel de no hay billetes, ahí me termino de dar cuenta de lo que me dispongo a degustar. Hay cierto desconcierto porque el escáner no termina de reconocer el código de barras de la entrada. Voy a por la revista porque esta vez no pude comprarla antes y empiezo a deambular por allí mientras la leo.

  • Por fin se acerca la hora y entro al paddock para ver a los potros de una carrera que siempre me ha gustado, el premio de la afamada casa de subastas inglesa Tattersalls, sobre 1400 metros.

  • Me atraen especialmente los colores de la cuadra Martul –la gorra y mangas blancas y las franjas horizontales negras y verdes-. Entre esa conjunción visual, la monta de Ricardo Sousa y el favoritismo imperante me decanto (en espíritu, pues no tengo pensado apostar) por Domi Go, que aparece hecho una pintura. Ha Chop se ve pequeño y afilado, perfecto para esta pista. Todo lo contrario que Danko, quizás el más talentoso por orígenes, pero debuta. Es un caballazo de esos que parecen el padre de todos los demás y posiblemente sea muy aparatoso para estas curvas.

  • Ya en la grama, Ha Chop coge la punta, acechado por Domi Go y Obelix da Torre, Danko va detrás, muy molesto siempre, con un recorrido bronquísimo y una curva de Bugati espantosa, como era de esperar, en la que pierde toda opción. A la entrada de la recta empiezan pegándose Ha Chop y Obelix da Torre -inesperado peleón dando la cara toda la carrera y disputando durante un par de furlongs las colocaciones-, Domi Go se abre un poco y salta fácil sobre los dos primeros, no hay color y a media recta ya está todo el pescado vendido. El espectáculo termina de ponerlo Danko, demostrando su clase y agasajando al personal con uno de esos remates que apasiona ver y por el que se paga una entrada a las carreras. Empieza los metros finales penúltimo, y abandonando un lugar que no le corresponde, dejando en él a Capitán Veneno, ve pista, se lanza y emprende su remontada hasta la segunda posición: terminando por alcanzar a Ha Chop a lo largo de los últimos cien. Buen inicio para el día de la Copa.

  • La segunda, la de los árabes, la veo en la tercera tribuna desde la entrada, solamente había presenciado una carrera ahí y fue hace tiempo. Veo que es el sitio de los entrenadores. La carrera se ve más nítida, por expresarlo de alguna manera, el giro final está más cerca y el desenlace queda clarificado antes, se sabe quién viene o quien no, pues las diversas velocidades que llevan unos y otros se aprecian mejor debido a la perspectiva. Sin embargo, por trabajos de la costumbre -son cientos de carreras vividas allí- prefiero el sitio habitual.

  • Desde esta misma grada, en las escaleras de acceso de su parte posterior, se ve bastante bien el paddock. También descubro unas vistas en las que no había reparado nunca y la rutina se rellena con un elemento inesperado: una terracilla en las alturas perfecta para escudriñar el paseo previo de los ejemplares.

  • Se da la largada de los 1600 y el grupo navega por los palos de fuera porque la pista tira. Sale primera Bovary de Pompadour y entra primera a los metros finales movida con la energía y el entusiasmo habitual al que nos tiene acostumbrados Borja Fayos. No obstante, Antar, sin ser tocado viene casi con suficiencia y cuando es exigido a eso de los 400 metros se pone delante y no abandona el primer puesto. Por dentro tiene un apunte Quepos, pero transitar esa parte del verde en estos días es hacer el doble de metros y no termina por poder cerrar el trío. Sabirah, también por esos lares, se hunde, por el contrario, su compañero de cuadra, Rannan, aprovechando la autopista de fuera protagoniza otro buen remate debajo de Grosjean, que se cambia la fusta a la mano izquierda después de un bandazo que penaliza su empeño y hace la gemela.

  • Tras ver a los del hándicap segunda parte desde la nueva atalaya recién descubierta, regreso a mi tribuna y realizo las apuestas, cerrando gemelas con cuatro caballos: Port Grimaud, Midnight Star, Duendecillo y Bella Canarias. Al duende de Lasarte quería darle el beneficio de la duda con respecto a la anterior y la yegua canaria ya me había hecho ganar unos eurillos trece días atrás. La incertidumbre estaba en si seguiría en forma para volver a colocarse en la llegada. Me gustan en el paddock Royal Destiny y Aladierna, sobre la que apuntan en la revista que había entrenado bien. Tiene un dividendo de 40 a 1, lo que sorprende por esos buenos trabajos y que ya tiene una en el cuerpo.

  • Cuando tomo asiento ya unas nubes bajas acarician el Buruntza y el bochorno cede ante un airecillo que se levanta. Hoy no es el día y según se abren los cajones Duendecillo se queda un poco en la salida junto a Bella Baronesa. Se disgregan todos muy repartidos tentando el verde en toda su longitud. Comanda Hatha, a su derecha la siguen Royal Destiny, Mya Da Torre y Lucky Lawyer y hacia el exterior se sitúa muy bien Midnight Star con Diboy cerca. Por detrás, algo más recogidos, corren mis otras opciones, Port Grimaud y Bella Canarias, a su vez, Duendecillo sigue en las posiciones de retaguardia. Ya en el recto, de nuevo escoger un carril exterior es clave, bien situado toda la carrera, Midnight Star no tiene problemas a la hora de atacar, Janacek se preocupa más en estos primeros metros decisivos por llevarlo todo lo posible hacia fuera y luego al arrancar ya no lo puede parar nadie. Todo lo contrario que Royal Destiny, tranquila todo el recorrido, al acecho, pero que se ve perjudicada por los lodos de dentro. Le ofrece algo de batalla Hatha, detrás parece que Port Grimaudpuede saltar y Aladierna tiene un apunte por el medio de la pista. Más a su izquierda, Duendecillo sigue la estela del ganador pero no tiene pinta de poder rematar. Por esos lares venía también Diboy, que le disputa la plata a Royal Destiny, ambos a las buenas manos de Víctor Manuel Valenzuela y Mario Fernández. Aguanta la yegua de forma hercúlea por una nariz teniendo en cuenta el terreno por el que pisaba y rescata la cuarta plaza una Such Promise que termina fuerte, mejor en 1500.

  • Ya chispea en los prolegómenos de la cuarta, que tiene siempre aroma a Copa de Oro, exceptuando los años extraños en los que se corría en tercer lugar. Es esa lluvia fina del verano norteño a la que los vascos llaman “sirimiri”. A mí personalmente me parece que es una palabra que guarda en sus formas precisas la esencia del fenómeno, porque es tenue y reconfortadora como el agüilla que empieza a caer: apenas se esboza en los labios y se evapora el sonido... “Chispear”, por su parte, llega a la idea proyectándose hacia la metáfora, aunque no olvida del todo lo fonético.

  • Después de estas digresiones lingüísticas -perdone el lector la querencia, que es como los palos de fuera cuando está pesada la pista-, volvemos al Hándicap 1ª parte sobre 1500 metros. Mis opciones son Cañedo, Holloko y Iron Rock, de los cuales sólo el último termina por cumplir. Éste, al pisar pista, se pone juguetón y le da ciertos problemas a Borja Fayos, que sin más se sube a los estribos en marcha. En las taquillas ocurre una cosa curiosa que pone de manifiesto que los caminos de las carreras son inescrutables.

  • Casi como si todo estuviese escrito, soy testigo de una premonición que tomará cuerpo durante los minutos siguientes. Ya que estando Grisgrises a 100 a 1, se alza una voz decidida, etílico-excitada, que se extiende retumbando por el enorme espacio aún vacío hasta ocuparlo por entero: <<¡Voy a apostarle un euro por si suena la flauta!>>. Como ninguno de sus acompañantes le rebate, deduzco que están todos en las mismas. Es esclarecedor ese desconocimiento por parte de nuestro amigo visionario de que la apuesta mínima a ganador es de 2 euros. Espero que esa exigua cifra de más no lo desanimase y terminase por cumplir su palabra para invertir la cantidad en sacar el boleto. Finalmente la flauta sonó y bastante afinada por cierto, tocada por no sé qué fuerza caprichosa de la naturaleza, puesto que termina ganando y reportando un nada desdeñable dividendo de 39,7 a 1.

  • Es un leitmotiv que los tordos van bien en barro y que los presumiblemente areneros no lo hacen mal en estos terrenos, pero creo que su actuación dejó a muchos sorprendidos. Era él ese petardo que andaba buscando en el topo de camino y que nunca podría haber llegado a ver, pues es un acierto que se apuntan o los que tienen mucha información y conocimientos, o los que no tienen ni idea, en un juego de antípodas bastante curioso. Quiero pensar que hay un nuevo seguidor de nuestro deporte gracias al caballo de Río Cubas.

  • El golpe de cajones deja a Cañedo algo descolgado, porque más que correr, parecía interesado en practicar el bipedismo. City Gent corre decidido a por la punta y empieza a tomar ventaja desde la salida de los 1500, solitario en cabeza por los palos de dentro. El resto del grupo discurre por el lado contrario, varios cuerpos por detrás. Dirigen las operaciones en ese sector Holloko, So Hi Storm e Iron Rock, con Grisgrises detrás de ellos galopando cómodo. Cierran el paquete Tacio y Cañedo. El comandante de la prueba entra muy solo y elige sin oposición los carriles exteriores. Se forman dos grupos de ataque: en uno de ellos, conformado por Holloko, < Cañedo, Impressionant y Timple Canarias, prima el ahorro de metros y se disponen por el centro, los demás acuden a la zona más rápida. En esos primeros momentos parecen venir bien mis opciones, sin embargo, es un espejismo porque no terminan de definir, sólo Iron Rock (que sorprende jornada tras jornada) confirma. Llegados a los trescientos, City Gent sigue delante pero cada vez se le echan más encima. Grisgrises había ya saltado desde atrás ganándole el hueco con determinación a Just One Look, que también tiene fuelle para acompañarle un trecho hasta que los últimos metros le pasan factura quedando cuarto tras el puntero, que termina por aguantar. Mientras, Holloko se va desvaneciendo hasta quedar penúltimo, Iron Rock se muestra guerrero, como siempre, pero termina por ceder la victoria. Desde atrás aprietan un poco la llegada Cañedo y Tacio, que no acaba de pasar a un So Hi Storm que estuvo en la lucha al principio de la recta. Como mejor se puede celebrar una Copa de Oro es con el hipódromo nublado.

  • Si tener un buen sitio en el paddock ya es difícil un día 15 normal, esta tarde es imposible. Mientras pienso en las palabras del inesperado pronosticador, miro atentamente la repetición de la cuarta en la misma televisión en la que le sobrevino su epifanía. Recuerdo ahora con asombro que la voz surgía de una camisa amarilla, en consonancia con los colores del ganador. Todavía espero que finalmente gane otro e imponga el orden cósmico de nuevo, cerrando los grifos de las visiones paranormales del futuro. Si vuelvo a presenciar una situación así, tan vívida y espontánea, a pesar de la lógica y la razón, le ofreceré unas monedas a lo oculto. Aunque, seguramente, según la Ley de Murphy, ese día no se cumplirá.

  • Luego en la grada hago tiempo leyendo lo que me queda de revista porque ya había cerrado las apuestas anteriormente con Abu, Emin y Ateem. No hay que dejar de recalcar el hecho de que no haya paseíllo. Desde hace unas ediciones, si no recuerdo mal, se ha perdido la costumbre. Los caballos bajan del paddock y se van directos a la salida de los 2400. Parecería un hándicap cualquiera si no fuera por la presentación en sociedad que hace Jesús Galdona, deslucida sin el paseo frente a las gradas de los contendientes.

  • Con desfile o sin desfile estamos aquí una vez más, en las gradas de Lasarte esperando a que se dé la largada de la Copa. Siempre se tiene la sensación de que se celebró apenas el día anterior la disputa de la edición pasada, como si en vez de haber transcurrido 365 días -con sus muchos avatares de por medio- hubiera terminado hace poco y ya se estuviese preparando la siguiente, la actual. También se proyecta la memoria hacia lapsos de tiempo mucho más lejanos, imágenes ya ensoñadas, recónditas, como animar sin ver absolutamente nada a un Jafar que no repite y atisbar fugazmente a Persian Ruler y Labirinto ganando por fuera. Luego toman más cuerpo la carrera de Jacira en punta, Fool Parade paseándose, lo poco que le faltó a Newango, el calorazo bajo el que venció Young Tiger, Bannaby por dos veces, Abdel haciendo alarde de poderío y tantas y tantas otras ocasiones, hasta desembocar en el recuerdo más reciente de Amazing Red. Todo un año pasa para presenciar dos minutos y medio el día 15 de Agosto en el Hipódromo de San Sebastián.

  • Por fin ocurre el golpe de cajones más esperado de la temporada y los doce corredores con sus doce monturas parten a citarse con la historia.

  • Abu, que no tiene que ser un caballo fácil, sale fogoso y conquista la punta. Tras unos metros, se va a galopar junto a los palos mientras todos los demás se mantienen por fuera. Así se presentan ante el público, que los jalea al primer paso por meta. En el giro se reagrupan, allí, pareciera que la valla tiene una gravedad más densa que atrae a los purasangres, que luego salen despedidos en el recto y se disponen de nuevo en dos suertes de fila india paralelas. Sigue Abu por su senda, tras él, Atty Perse, Royal Dancer, Amazing Red y We Know. Barentón cierra el paquete en tierra de nadie. El otro grupo lo conforman Ateem, Navia, Cosmic Horizon, Zascandil, Putumayo y Emin.

  • A medida que se acercan a Bugati y bajo una lluvia fina, Ateem va subiendo el ritmo progresivamente y muestra un ataque decidido pronto. Ya desde el poste de los mil metros el favorito en taquillas toma la primera posición, que no abandonará nunca. Navia se muestra y lo quiere seguir, yéndose tras él. De nuevo en la curva se cierran los díscolos del exterior y dibujan trayectorias ceñidas a los tubos. Vienen bien situados Putumayo, el inglés y uno de los representantes de Miraflores, Atty Perse. En la cola del pelotón, el jockey de Royal Dancer tiene problemas con la montura y se desestriba, quedando como espectador de lujo del desenlace.

  • Finalmente, sólo dos corredores se la juegan por dentro. Sin embargo, terminan naufragando con desigual suerte: Cosmic Horizon empieza bien y aguanta el tipo lo que puede, pero Abu se hunde irremediablemente. Todos los demás, exceptuando el de la Martul, fuera de carrera, y Barentón, por el medio, siguen el guión de la jornada y se van hacia fuera disputándose los carriles rápidos. Ateem viene muy cómodo y se queda con la calle más deseada, siendo claro dominador a lo largo de toda la recta. Hay, además, cinco caballos tras la cabeza apretados en un puño en esos primeros momentos, de los que terminan por destacar Putumayo, Navia y Amazing Red. Atty Perse y Emin luchan pero no pueden ponerse a su altura. A los doscientos, sorprende un poco el apunte de We Know, que no termina de pasar a los dos anteriores. La victoria de una nueva Copa está decidida, nadie pone en aprietos a Ateem bajo la monta de un Julien Grosjean que, con un doblete, sale como el triunfador en la silla de la jornada -confirmando su tercer Oro- y navegan plácidamente hasta constatar el primer puesto. A los cien metros la emoción reside en la gemela y el trío. Navia, Putumayo Y Amazing Red se lo disputan y terminan completando el podio los menos esperados: el de la cuadra Cocheteux –con sus estéticos colores- a 22 a 1, y la yegua de tres años -sorprendiendo gratamente a todos- cerrando a 10 a 1 y batiendo, casi en el espejo, al ganador del año anterior, que había vuelto de las Islas a por el doblete y se erige como digno defensor de su victoria.

  • La disputa de esta prueba marca el principio del fin del Verano. A partir de ese día, el calor se precipita hacia Septiembre, donde empieza a diluirse poco a poco testarudamente. En el calendario de carreras queda el Gobierno Vasco, al que no podré asistir esta vez, el Critérium Internacional y un Gran Premio de San Sebastián que nunca he visto en directo y que queda siempre pendiente para alguna ocasión.

  • La nueva cuenta atrás comienza. Los primeros meses tardan en desprenderse del acontecimiento, luego los días grises de barro en el invierno madrileño evocan reminiscencias. Para la arena de finales de año, ya permanece muy lejos la tarde de Agosto. A partir de entonces, la imagen del hipódromo empieza a acercarse poco a poco, tomando forma lentamente con la nueva temperatura: la idea se va cociendo hasta que una tarde de Junio se reabren las puertas del recinto y, a la vuelta de la esquina, llega el día en que sale a los kioscos el programa del día 15.

  • La sexta carrera abre este largo proceso. Todavía está en carne viva la experiencia reciente, aún es un batiburrillo de visiones y sensaciones puestas bajo análisis, que se comparten en el paddock. Las gradas se quedan medio vacías y hasta que no suenan esos acordes del Guillermo Tell, no se termina de prestar plena atención a los caballos, que se disponen a completar 2200 metros.

  • El Ingrato sale en cabeza durmiendo de primeras la consolatoria. Tras él, vienen Tuvalu y Federico, cierra el grupo un Saumet que se ve a sí mismo demasiado atrás y remonta un par de puestos hasta colocarse al acecho en la primera curva. Durante la recta de enfrente no ocurre gran cosa, todos mantienen sus posiciones siguiendo el mismo ritmo somnoliento. Hasta que no toman Bugati y entran en los metros finales, en nada varía el guión, a partir de ahora, El Ingrato se queda solo por el interior en misión suicida y los demás buscan el tesoro de fuera. Da la cara el puntero por el peor sitio, sin embargo, Tuvalu acaba fuerte y lo bate sin problemas, Federico, por su parte, llega a última hora para arrebatarle la plata. Por detrás, ya lejos, Target Zone, Farsaman y Saumet.

  • Salir por la puerta enladrillada del recinto es la constatación de un hecho: inexorablemente, ya se ha acabado la jornada del día grande de nuestro turf. Uno se aleja despacio, como si se esperase el anuncio por megafonía de una nueva carrera para desandar lo andado. Obviamente eso no ocurre y, a los pocos minutos, se llega a la estación del topo. Allí, una señora me identifica como público por la revista, que me pide para sacar una foto a los participantes de la Copa. La recordaba vagamente horas atrás preguntando por entradas. Finalmente parece que pudo acceder, aunque me pregunta quién es el que ha ganado. Le señalo al número dos, Ateem. Echa su foto y me cuenta que este año era muy raro todo, que se echaba de menos a la gente y que el día no había acompañado. Le respondo que a mí como más me gusta este sitio es así, gris. Parece que no concibe mucho la idea porque me vuelve a repetir el mismo enunciado, recalcando que como un día soleado que se quite lo demás. Yo me mantengo en mis trece y rompo una lanza de nuevo por las tardes de carreras nubladas.

  • En este punto, la conversación corre peligro de entrar en un bucle sin sentido. Sin embargo, justamente llega el tren y puedo escabullirme a repasar mentalmente la jornada, mirando abstraído las últimas luces del día por la ventanilla, tratando de desentrañar lo vivido.

  • En estos momentos de obviedad, siempre a la vuelta, hasta la victoria de Grisgrises puede llegar a explicarse.












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