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jueves 28 marzo 2024



Francia - 13/08/01
King Charlemagne gana el Maurice de Gheest
el tres años King Charlemagne ha hecho exacto el pronóstico general

i>Por César Guedeja-Marrón de Onís

  • Hijo de Nureyev y Race The Wild Win por Sunny´s Halo, un castaño fuerte como el hierro y más bonito que un San Luis, el tres años King Charlemagne ha hecho exacto el pronóstico general, incluido el de éste su nefasto vidente, pasando la meta primero en el Prix Maurice de Gheest, remunerado con 500.000 francos franceses, en el grupo 1 de velocidad de la temporada de Deauville, tras los 1.300 metros de línea recta que galopó en un minuto y diecinueve segundos.

  • El tiempo de la carrera entra dentro de los valores normales del palmarés. Con independencia de su vitola de grupo 2, como era hasta 1995, o de grupo 1, que es la que luce actualmente, los metros han permanecido invariables, permitiéndonos así comparar el mejor crono de 1:14 :70 logrado por Seeking the Pearl, en el práctico debut de Yutaka Také en Francia hace tres ediciones, con el peor (Cricket Ball, en 1989 que hizo 1:20 con terreno más blando que el domingo pasado), planeando en torno a 1:16 la media registrada por gentes como Pursuite of Love, Bold Edge, Interval o Spectacular Joke.

  • ¿Quiere esto decir que la prestación de King Charlemagne ha sido corrientita?. No, rotundamente, a la vista de lo que exhibió en la pista el protegido de O´Brien. Mal puesto en el momento de la largada, obsequiándonos con un extraño que su jinete corrigió de inmediato, permitió tranquilamente que condujera sin agobios Three Points, el atípico, por su clara aptitud al sprint, hijo de Bering, que arrastraba a Watching (Indian Ridge) y al único elemento entrenado en Francia que tomó la salida, Danger Over (Warning).

  • Minardi iba también cerca, en posición apta para atacar cuando su jockey lo decidiera, a poca distancia delante de Mount Abu (Foxhound), montado por Peslier. Kier Park (otro hijo de Foxhound) había quedado muy atrás y su jockey, el veterano Robinson, optó por aplicar la misma táctica de King Charlemagne. Hot Tin Roof (Thatching) hacía bulto en el pelotón.

  • Pero el hijo de Boundary no está para bromas. Durante bastante tiempo, a este nivel, será batido, pagando el impuesto de haber corrido repetidamente pruebas feroces sobre la milla, en las guineas inglesas e irlandesas y, poquito tiempo después, en el St. James Palace St. de Ascot.Y ya debe ser sabido, a pesar de lo que cada temporada desmiente, que hay pocas cosas peores que exigir a un potro a tope fuera de su distancia. Aunque, como su propio nombre indica, Minardi fuera un fórmula 1 a dos años. Y, como los coches, podría ser “reparado” con descanso para presentar su candidatura a otras pruebas de grupo sobre cortos metrajes. El sabio O´Brien dirá.

  • A 500 metros de la meta, no hay cambios a reseñar. El “alemán” Tertullian (Miswaki) va por fuera del paquete, esperando y , como los demás, soportando fácilmente el paso relativamente dulce que, por su propio interés , impuso el “leader”. Continúan vigilantes los otros y los dos de atrás, el futuro ganador y Kier Park (Foxhound), revolucionan motores en el mismo momento en que Eddery exige a Three Points, pretendiendo poner inalcanzable tierra de por medio.
  • Parece que la carrera está sentenciada a 150 metros a favor del de Godolphin cuando Spencer se desencadena, al paradigmático estilo británico de monta, y despierta con el castigo (seis fustazos en total hasta lograr pasar a su adversario y uno para mantener su esfuerzo), a King Charlemagne, por fuera, para rebasar el poste con un cuello largo de ventaja. Three Points deja tras su estela, a dos cuerpos, al más que “outsider” ( 33 a 1) Kier Park, venido de Santander por dentro para conseguir la tercera plaza, con Mount Abu en cuarto lugar bien batido, a una distancia igual. Los restantes, desaparecidos en combate,
    vieron la grupa de Danger Over adjudicándose un quinto puesto que, a buen seguro, dejó insatisfechos a sus mentores.

  • La prueba ha sido regular en desarrollo y resultado, quizá con la excepción del tercer puesto de Kier Park, de la floja carrera de Tertullian , y de la explicable pero no menos censurable derrota, por la forma de producirse, de Minardi. El ganador, por sí solo, sin el apoyo de su compañero de cuadra (M. Tabor, un propietario que anda descalzo en cuanto a número y nivel de ejemplares que, eso sí, tira dinero en matrículas como para alimentar buen número de indigentes) remuneraba el riesgo de sus apostantes con un 2,4 a 1. En “cuadra”, tan solo 1,8, mientras que Three Points tampoco proponía la riqueza con un raquítico 3,9.

  • Uno confiesa que, en sus lejanos ya primeros tiempos de La Zarzuela, los fondistas, las pruebas de aliento en general y hasta los Cadenas o Gladiateur, le parecían el colmo del mérito. La experiencia y el sentido común (pido perdón por asignármelo) me hicieron ver pronto que el turf , POR DEFINICION, o está perfumado de velocidad obligada o, como diría Lord Beveridge de la Seguridad Social, no es nada. Los ingleses, que siguen siendo los que más saben de éste tinglado, sustentan e impulsan las carreras para sprinters y, sobre todo, crían muchos productos para esa misión tan preciosa que es galopar lo más rápido posible , por corta que sea la distancia en la que se muestre esa impagable cualidad. Tesio mismo lo dijo hace ya un milenio y todos los criadores importantes que en la Historia existieron aplicaron siempre dosis de velocidad, incluso para los cruces con pretensiones clásicas.

  • Pero es que, además, las carreras de velocidad son preciosas, al menos en Europa, porque no se corre simplemente a destrozar el reloj (muchos ha habido que lo lograron, como un tal Arazi) sino que es muy frecuente ver tácticas no insensatas de espera, pues la PUNTA DE VELOCIDAD, que es lo que caracteriza al pura sangre inglés de calidad, es perfectamente visible y rentable también en los más señeros “sprints”. Bastaría recordar a un pequeño alazán, llamado Sharpo (Sharpen Up) que la mostraba en un verbo y , sobre todo, en finales eléctricos, a dos pasos de la meta.

  • Eso fue lo que otorgó la victoria a King Charlemagne en el Maurice de Gheest. Sus rivales no disponen, al menos en el mismo grado, de ese arma inapreciable, que asesta el golpe victorioso. Three Points, por ejemplo, es un buen ejemplar, pero carece de la virtud en cuestión . Por eso puede decirse que la monta de Eddery fue perfecta, buscando aplicar su limitada aceleración yendo en cabeza , porque conocía que, de más atrás, aproximarse a la victoria era imposible.

  • Hay más causas próximas y remotas para explicar la calidad y la victoria del tres años irlandés . Entre las primeras, que ( al César lo que es suyo) su preparador no le ha exprimido y que lo presentó hecho un cromo. Corrió dos veces a dos años, ganando un grupo 3 en Irlanda, y en el 2.001 hizo suyos otros dos en The Curragh y Leopardstown. Por otra parte, su preparador sabía (esta vez sus declaraciones se revelaron exactas) que necesitaba una carrera a buen paso para venir a su ritmo , y su jockey, de 21 años de edad, “Jamie” Spencer, cumplió de maravilla con las características de su potro. Ni se alteró por la deficiente salida ni fue engañado por el paso moderado, atacando en el momento conveniente. Una monta perfecta de este joven valor al que hay que augurar grandes éxitos. Ya ha ganado 4 grupos 1.

  • Como causa digamos remota (incorrectamente en el fondo) de las performances de King Charlemagne hay una apabullante y, por demás, evidente para el personal algo “puesto”: es hijo de Nureyev (Northern Dancer), irregular pero portentoso semental , cuando el producto “le sale”. Una simple muestra de su progenie deja sumido en el asombro, si lo que buscamos es clase pura. No quisiera resultar un plomo para los cuatro locos, dicho sea con reverencia, que tienen la infinita paciencia de leerme. Pero cuando se habla de Nureyev, un miler como la copa del consabido pino, surgen los ditirambos hacia el más espectacular poseedor de la más fulgurante aceleración instantánea que a uno le cupo contemplar, la de su hijo Peintre Celebre, capaz, como dice un amigo, de ganar el Arco sin tener realmente la distancia y corriendo el riesgo de darse, por la pura velocidad interestelar que desarrollaba, con el molino que adorna, a muchos metros de la meta, la curva del templo de Longchamp. Pero también dio otros muchos ganadores “de ese estilo”. Pitiminís, clasudos, finos, delicados si se quiere. Pero de esos que hacen soportable la vida. En este sentido ¿les dice algo el nombre de Miesque?.

  • Algo de ello tiene King Charlemagne (ejemplar de los que el hechicero le recomienda a uno, sin éxito, como es notorio). Es un bonito castaño con clase, algo alto de extremidades, adornado con tres calzos y una lista blanca de esas que llegan hasta la boca, haciendo perfecta esa expresión francesa según la cual “bebe en su blanco”. También su madre aporta lo suyo a la calidad del potro. Pero el análisis de su pedigree rebasa el marco de crónica en que nos movemos y hay que evitar que más de uno cierre el ordenador o se dedique, por ejemplo, a comparar la población de los países que hablan derivados del sánscrito. Será bastante decir que Race The Wild Win ganó el Sta. María Hcap., grupo 1 y que coadyuva con su origen Hail to Reason a los dos inbreds que presenta King Charlemagne, uno 4 por cinco sobre la madre de Northern Dancer, Almahmoud y otro 5 por cinco sobre Nasrullah.

  • Es posible que King Charlemagne nos alegre el final de temporada si compite en los eventos que restan para sprinters, si bien no parece tarea a su alcance batir a Mozart, compañero de cuadra que disputaba el Phoenix St. en Irlanda, o a un Harmonic Way en forma, entre otros temibles especialistas.. Pero eso es ya otra cuestión que el futuro desvelará.











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