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viernes 19 abril 2024



Gran Bretaña - 20/10/03
UNA TARDE ANTI CÁTEDRA EN NEWMARKET
Un viejo con “punch”; La alegría de los bookies; fracaso colectivo de los favoritos; el día que Pat ganó el Cesarewitch

Por CFGD

El meeting del Cesarewitch 2003 celebraba este sábado su última jornada ofreciendo a los diez y seis mil aficionados presentes un programa excepcional, con dos pruebas de Grupo 1, dos de Grupo 2, dos de Grupo 3 y el famoso Cesarewitch, uno de esos hándicaps emblemáticos de las pistas británicas de belleza y espectacularidad indiscutibles.

Un alucinante programa del día llenó la Rowley Mile. Foto: Jesús de Miguel

  • La tarde no podía empezar mejor para los aficionados cuando el más querido de los caballos en entrenamiento, el viejo fondista PERSIAN PUNCH, totalmente batido a 100 metros de concluirse el G3 Jockey Club Cup, sacaba a relucir su corazón de indestructible guerrero y rehacía pulgada a pulgada la diferencia que le llevaba MILLENARY, obteniendo una mínima nariz en la meta, tras revelarse la fotografía. El clamor popular fue inenarrable: vítores, aplausos y aclamaciones sin cuento acompañaban el regreso del honrado veterano a balanzas, una escena que no hacía sino repetir tantas otras sucedidas en ocho años de competición, premio a la entrega sin condiciones de un purasangre excepcional. Me decía un amigo no comprender tanta alabanza dedicada a un caballo que no tiene clase –si hablamos de los habituales de la alta competición-, una idea que no comparto en absoluto, porque, siendo la clase la virtud más deseable en un caballo, no es la única que se requiere para ser un individuo excepcional. La voluntad de ganar, el deseo de lucha incondicional, la bravura y la entrega son atributos inestimables en un equino, sin cuya existencia, poco importa que la clase se le salga por la orejas. Cierto que a Punchie le falta un punto de clase, el que habría necesitado para anotar un Grupo 1 en su historial y convertirle en campeón en sentido estricto, pero el arrojo y la nobleza con que afronta a los casi once años cualquier recorrido, han conquistado al pueblo en su totalidad, sean o no aficionados al turf. PERSIAN PUNCH no era el favorito de la carrera...

    El héroe del día: PERSIAN PUNCH. Foto: Jesús de Miguel

  • La jornada triunfal para los bookmakers iba a comenzar en serio en la siguiente carrera, el G2 Challenge Stakes, dónde el favorito a ultranza, TRADE FAIR (evens), mordía el polvo de la derrota, acompañándole en su fracaso otros dos elementos que la cátedra consideraba dignos de figurar en la llegada: TILLERMAN y NAYYIR. Se imponía un outsider, JUST JAMES, capaz de todo y de nada, que proporcionaba a su jockey, Pat Eddery, la primera victoria de su carrera en este Grupo 2 -a menos de dos meses de colgar definitivamente las botas- y a los apostantes el sabroso dividendo de 16 a uno. Nada más delicioso puede haber para un bookie que la circunstancia de que uno de esos favoritos que no pueden perder, lo haga...

  • La carrera programada en tercer lugar era el Cesarewitch, con treinta y seis participantes, entre los que el juego quedaba muy repartido. Nadie debe perderse el espectáculo de treinta y seis purasangres galopando por esa inmensa extensión de verde que es la pista de Newmarket, tal es la plástica, emoción y colorido que suscitan. Treinta y seis purasangres duros, resistentes, procedentes tanto de liso como de vallas, que inician y acaban los 3600 metros con entusiasmo en pos de una victoria que tiene tanta o más resonancia que el Grupo 1 más clásico y selectivo del programa. Una lucha metro a metro de los menos agraciados por los dones genéticos, de los obreros del turf, muy apreciada por la afición lugareña y por cualquier otra que se precie. El Cesarewitch 2003 iba a contar con una emoción añadida y totalmente inesperada, a tan sólo 400 metros de la llegada: El “abuelo” –como cariñosamente llaman a Pat Eddery en el vestuario de jockeys- intentaría alcanzar su primer Cesarewitch en la que era su última oportunidad de lograrlo. Tampoco era el favorito, ya que el purasangre que montaba es principalmente un vallista, uno de esos típicos caballos de salto ingleses fuertes, resistentes y corajudos que pueblan los húmedos hipódromos británicos en época invernal. Para mayor dificultad, a LANDING LIGHT –que tal es su nombre- le había correspondido el cajón número treinta y seis de salida, motivo por el que realizó todo el recorrido en los tres últimos puestos del inmenso paquete que, casi masivamente, circulaba por el centro de la pista. Iba llegando la hora de la verdad cuando los partidarios de Pat perdíamos la esperanza de que “nuestro jockey” culminara la temporada de su retirada con tan sonado triunfo porque, con medio kilómetro para la meta, LANDING LIGHT ocupaba la última plaza, a distancia muy considerable de la cabeza. El destino estaba, sin embargo, dispuesto a retribuir al irlandés una parte de lo que había entregado durante treinta y cinco años de esfuerzo y entrega porque al vallista le salieron alas y, pegado a los palos de las tribunas, comenzó a reducir distancias para, enérgicamente empujado por Eddery, lograr pasar el poste en primer lugar. Al tiempo que engordaba el cerdito de sus incondicionales, el dividendo de 12 a uno seguía llenando la bolsa de los bookies...

    Pat Eddery, por los palos, gana su primer Cesarewitch el año de su despedida. Foto: Jesús de Miguel

  • En un ambiente en el que la emoción y el sentimiento habían desbancado cualquier otra circunstancia, se iba a dar la salida al primer Grupo 1 de la tarde, el Dewhurst Stakes, carrera en la que la cátedra proclamaba la supremacía de un potro: THREE VALLEYS. Era pues el de Abdulla el favorito unánime pero no habría de sorprender la victoria de –al menos- otros cuatro purasangres, por una u otra causa: SNOW RIDGE, BALMONT, DUKE OF VENICE, IMPERIAL STRIDE, ninguno de los cuales habría dado lugar a lo que en lenguaje del medio se llama “batacazo”. Pero la tarde no estaba con la cátedra –ridiculizada ya en las tres carreras precedentes- y era MILK IT MILK el que obtenía una victoria que pagaba 33 a uno, dividendo enorme en una carrera de esa naturaleza. Las lágrimas rodaban por las mejillas de Jaime Osborne, su entrenador, mientras los bookies –ya abiertamente- bailaban...

  • Y llegamos a la prueba estrella, a la quinta programada, el Champion, con taurinos ribetes de “a las cinco de la tarde” o de “no hay quinto malo”. Un Grupo 1 tradicional que contaba este año con un lote excepcional: dos grandes caballos que se retiraban –ALAMSHAR y NAYEF- y la mejor yegua clásica del año –RUSSIAN RHYTHM- eran los que con más partidarios contaban . Cualquiera de ellos podía ganar sin que el pasmo invadiera al personal. Pues bien, aunque es casi imposible que en una carrera de ese nivel, en la que los animales están archicontrastados, fracasen tres caballos a la vez, es justo lo que sucedió en el Champion 2003. Se dio la vuelta a la tortilla y los que debía figurar en segunda fila cambiaron su puesto con las estrellas: RAKTI, CARNIVAL DANCER, INDIAN CREEK e IMPERIAL DANCER ocupaban los puestos de honor, causando las delicias de los bookies en lo que ya era la mejor tarde de carreras de su reciente historia.

  • No habría de acabar aquí tanto gozo para unos y tanta ignominia para otros. Los ya multimillonarios empresarios que detentan el emporio de las apuestas en Inglaterra, habrían aún de recoger las migajas de tan gloriosa fecha con los triunfos de CAIRNS en el G2 Rockfel y de FAR LANE en la de cierre, el Newmarket Darley St., ninguno de los cuales –evidentemente- contaba con el favor popular.

  • Cabizbajos y meditabundos, con el hipotético rabo entre las piernas, abandonaban el sagrado recinto los periodistas especializados, los galoperos, los críticos, los que se dejan las cejas en llevar las tablas al milímetro, los videntes, los handicapers, los técnicos, todo el conjunto de gentes –en fin- que componen la “cátedra”, humillada y ofendida por el reiterado fracaso de sus sesudas propuestas. Al tiempo, los bookies y similares entonaban cánticos en los que celebraban su venganza, tantos meses esperada, la venganza que la victoria de BEST MATE el pasado 13 de marzo, en la Copa de Oro de Cheltenham, generaba. ¿A poco la venganza no es ese plato que se come frío?












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