Por CFGD La temporada francesa de liso que tenía previsto su comienzo en la zona parisina –que es la que importa, a los efectos de las carreras de Grupo- este viernes 3 de marzo, en el hipódromo de Saint Cloud, dónde se iba a celebrar el primer Grupo del calendario francés, el G3 P. Exbury -el primero que tiene lugar en Europa-, deberá aguardar hasta el siguiente jueves 10 de marzo. Las causas de que dicha carrera haya sido oficialmente ya pospuesta a esa fecha no son otras que las malas condiciones en que se encuentran las pistas de los hipódromos capitalinos como consecuencia de la ola de frío ártico que mantiene temperaturas cercanas a los nueve grados por debajo de cero.
No podemos sino congratularnos de que el Exbury se haya retrasado unos días en lugar de correrse en la fecha prevista pero en la pista de fibra de Deauville, que tal era la primera solución que habían planteado los responsables del turf francés, en otro alarde de majadería –congénita o sobrevenida- que viene presidiendo su actuación y que, por desgracia, no ha de terminar aquí. Y si no se celebra la carrera en Deauville –habría sido el primer Grupo francés corrido en tal superficie- no es por falta de decisión en llevar a cabo semejante disparate, sino porque la pista de la bonita villa normanda no reúne las condiciones necesarias tampoco, según desvelaba en declaraciones a la prensa algún responsable del hipódromo de la Touques que empleaba una expresión definitoria de la situación cuya exégesis seguramente requiere cerebros más avisados que el de esta humilde escriba: “la pista está practicable pero no se puede correr en ella”. Confieso mi absoluta incomprensión de la frasecita.
La cada vez más proliferante extensión de las pistas all-weather en Europa están dando lugar a que las carreras de liso no se detengan durante la época invernal como había sido habitual en tiempos pasados. Pero hay que ser contundentes en esta materia: son pistas, carreras y caballos específicos, aquellos que no han podido ganar su pienso en las superficies habituales o porque se adaptan mejor a las sintéticas o porque no dan el nivel requerido en el verde. Es pues bienvenida toda iniciativa que permita la celebración de carreras del tipo que sea pero, eso sí, dejando bien claros los límites existentes entre unas y otras, base primordial de la selección y, en consecuencia, de la cría futura. Un asunto con el que no se debe jugar, a riesgo de sufrir gravísimas consecuencias en los años venideros que afectarían globalmente a toda la industria del pura sangre. Dejemos pues cada cosa en su lugar: el Exbury 2005 para el 10 de marzo, en Saint Cloud, pista de hierba.
