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jueves 28 marzo 2024


"Mi padre me llevó a Lasarte, cuando apenas tenía cinco años y me enamoré para siempre de las carreras".



La noche terminó tarde pero se hizo bien corta. El tiempo parecía no haber transcurrido.







Galería de la fama - 15/07/01
Charlamos con Fernando Savater
Crónica de una agradable velada

Por CFGD

  • Hace algunos meses, con motivo de la inminente publicación de “A caballo entre Milenios”, solicitamos de su autor, Fernando Savater, una entrevista para nuestro portal.

  • Savater nos puso al corriente del calendario de su nuevo libro: primero, presentación en Argentina -aprovechando la importante feria del libro que tiene lugar en aquel país al principio de mayo- y el 22 del mismo mes, presentación en Madrid.

  • Presentación, esta última, a la que acudimos con entusiasmo como medio dedicado exclusivamente al caballo considerando, además, que asistíamos al acontecimiento del año, pues a nadie se le escapa que no es actividad normal la publicación en España de un libro que –al menos en su aspecto formal- habla de carreras de caballos. O de caballos de carreras, a gusto del consumidor.

  • El acto de marras no resultó lo que debía resultar. Las fechas, tan cercanas a la de las elecciones autonómicas vascas y la personalidad del autor atrajeron a un conjunto de medios mayoritariamente políticos, para quiénes el interés estaba centrado en el donostiarra no tanto como autor del libro, sino más bien en su condición de activo militante en los citados comicios en favor de la libertad.

  • El libro, hijo de quién lo escribió y puede que el más querido -por postrero- no recibió la atención de los que, en tiempo y lugar impropios, buscaban sólo el gran titular de primera página. Y es evidente que la materia de que el libro trataba no era lo que se dice “de interés general”. ¡Qué más quisiéramos los turfistas!

  • Convinimos pues una fecha para la tan ansiada entrevista que finalmente se celebró la semana del Derby. No podía ser de otra manera.


    La entrevista.-


    · Iba yo bien preparada, no crean: grabadora, cintas de repuesto, folios, pluma –que una es anticuada- y “A caballo entre Milenios”, con sus márgenes sembrados de las oportunas notas que mi memoria refrescaran.

    · Todo inútil. Todo sobraba. Nos reunimos con Fernando Savater un grupito de turfistas de masdecaballos.com en lo que resultó una velada deliciosa. Pero de entrevista, nada.

    · Nada de entrevista al uso, con preguntas y respuestas, más o menos regladas. Como buena aficionada a las carreras me sentía transportada a un mundo mejor, en un ambiente que me cuadraba como el agua al pez, inmersa y concentrada en la apasionante charla que de semejantes “partants” resultaba. Y sin la menor intención de grabar, escribir o anotar nada de nada.


    El Derbyman.-


    · Fernando Savater es donostiarra, filósofo –Catedrático de Ética- escritor, ensayista, columnista de El País, militante activo por la libertad y –probablemente- muchas otras cosas la mar de serias que aún se podrían citar. Pero la más seria de todas es su afición por las carreras de caballos, una afición que ha culminado –literariamente hablando- con “A caballo entre Milenios”.

    · Ignoro si ya se ha acuñado para designar a Savater la voz “derbyman”. Si así ha sido, de su autor solicito licencia para usarlo y aún de su uso, abusar. De no haberse hecho aún, reclamo aquí y ahora su paternidad.

    · Porque Savater y Derby –el de Epsom, que otro no hay- son vocablos que caminan a la par. Con el de este año son veintiséis consecutivos derbies en los que no ha faltado la presencia de nuestro protagonista, Fernando Savater, nuestro “Derbyman”.

    · Puede que no esté en el Guiness, pero debería estar, porque poca duda cabe de ser el único español en ostentar tamaña marca y -aún podría arriesgarme más- quizá el único hispanoparlante que hoy se pueda encontrar en tesitura tan peculiar.

    · Viene contando derbies desde tiempo inmemorial en El País y en un librito llamado “El juego de los caballos”, que en nada se asemeja al libro que nos ocupa, “ A caballo entre milenios”.

    · ¿Es “A caballo entre milenios” la consecución de un sueño, Fernando?

    · Pues sí. Como buen aficionado a las carreras e impenitente viajero -a Inglaterra y Francia, sobre todo- durante tantos años, aproveché la oportunidad que me brindaba la editorial Aguilar para –con motivo del cambio de año, siglo o simplemente, el mágico cambio de dígitos, los cuatro- hacer realidad un permanente sueño, el de poder presenciar “in situ” las más importantes carreras del mundo. Sueño que, por otra parte, no creo sea patrimonio exclusivo de mi persona, supongo que ningún turfista que se precie desperdiciaría una ocasión semejante que pocos pueden llevar a cabo, porque ni el bolsillo ni el horario laboral permiten tales alegrías al común de los mortales.


    · ¿Fue una especie de año sabático?

    · Hasta cierto punto, sí. Al menos lo fue en lo relativo a mi actividad universitaria. No así en la de escritor, porque en cada país visitado, tras cada una de las carreras presenciadas, elaboraba el correspondiente episodio. En esta faceta no descansaba.


    · He leído el libro -por ahora- una vez, aunque no será la única, y mi primera impresión es que no estamos –por paradójico que parezca- ante un libro de caballos, más me ha parecido una suerte de biografía del alma. ¿Hay algo de cierto en ello?

    · Sí, sí lo hay. Es un poco una expresión de vida, de vivencias en las que se aúnan el hedonismo personal con recuerdos, experiencias y acontecimientos no sólo turfísticos pues, por ejemplo, en Nueva York conocía la infausta nueva de otro asesinato, esta vez el de un amigo, De la Calle. Y, en momentos como ese, debía hacer un esfuerzo sustancial para que tanta miseria no incidiera demasiado en lo que era una tournée verdaderamente especial. Pero qué duda cabe que quedaba afectado por hechos como ése.


    · Subyace en todo el libro el tiempo, Fernando. ¿En qué sentido?

    · El tiempo es protagonista principal en cuanto que momento pasado que nunca volverá. Y es bien fugaz.


    · Para un pensador progresista, hay un cierto tufillo a Jorge Manrique en tus palabras...

    · Hasta cierto punto, aunque quizá no en el sentido de que fuera mejor el tiempo que ya pasó, sino en que es irrepetible. Lo que no cojas ahora, en el preciso instante en que se produce, desaparece y, con ello, tu oportunidad. El tiempo ni empieza ni acaba, pasa. La emoción de lo que ocurre en plena recta final estriba, en gran medida, en tener la constancia de que eso está pasando entonces, en ese preciso momento, y nunca más; lo mismo, nunca más.


    · “A caballo entre Milenios” descubre tu afición principal; el turf, pero no la única...el cine, los tangos, el vino, los libros, la gastronomía parecen ir naturalmente paralelas a aquella.

    · Sí, todas se complementan pero son las carreras lo principal. El resto cuenta en tanto que relacionado con ellas, no son un mero pretexto para hacer literatura.


    · Tus actores favoritos –relacionados con los caballos- protagonizan en tu libro alguna que otra anécdota. ¿Cuál es la más curiosa?

    · La más curiosa, la que más expresa el valor que para los turfistas tiene un Derby, la protagonizó Peter O´Toole. Le entrevistaba con ocasión del Festival de San Sebastián y a mi pregunta: “¿Qué preferiría usted, obtener cinco Oscars o ganar el Derby irlandés?” No vaciló en responder: “The Derby, man!” .

    Fast and Flat.-


    · Fue tu padre, a muy temprana edad, el que te inició en esta afición que tanto envenena, que engancha. ¿Qué es “fast and flat”?

    · Sí, mi padre me llevó a Lasarte, cuando apenas tenía cinco años y me enamoré para siempre de las carreras. Lo de “fast and flat” es una frase en inglés que significa “rápido y liso”. Digo en el libro que son quizá las únicas palabras en inglés que oí nunca pronunciar a mi padre y son de la máxima sabiduría. Mi padre me enseñó precisamente que las verdaderas carreras de caballos, las importantes, son “fast and flat”, es decir, “rápidas y lisas”. Eso implica que para mí las vallas, los trotones, el steeple o el cross, son acontecimientos hípicos carentes de interés, porque ni son rápidas ni lisas.


    · Un aficionado de verdad no puede estar más de acuerdo con algo así. Y ¿Qué opinas de la superficie en que se corre? O, dicho de otra manera, ¿te gustan las carreras americanas, las que se celebran en arena, en lo que llaman “dirt”?

    · Pues no. Es obvio que me alejo de ese tipo de superficies puesto que hablo de “turf” (hierba, césped, en inglés), “turfistas”...


    · Hablaríamos entonces de “Turf fast and flat” para adjetivar ese espectáculo único que compartimos en el mundo muchos, en España unos cuantos. Y, hablando de España, ¿Qué carreras presenciadas en España o qué caballos te han dejado un recuerdo imborrable?

    · Hay muchas: en el antiguo Lasarte, el Gran Premio de San Sebastián que ganara Chipirón, la recta final de la competición Francia-España en la que luchaban Capelán y Sultán el Yago, cuando todo el mundo se resignaba de antemano a ver ganar a los franceses.

    · Entre los caballos, aunque otros me han gustado -como ROBERTIYA o, más recientemente, VOLVORETA- TODO AZUL sigue siendo mi favorito.

    · ¿Por qué TODO AZUL? ¿No los ha habido mejores?

    · Puede que sí. Pero aún ahora TODO AZUL sigue teniendo mis preferencias. Por su nombre, su belleza y, desde luego, su enorme calidad en la pista.

    · En “A caballo sobre Milenios” aludes a la impresión que te causó Lady Chacolí al caer en la valla junto a la que veías la carrera. La montaba el Duque. Esta carrera sería fast pero nunca flat.....¿Por qué entonces tu preferencia?


    · El duque es la excepción que confirma la regla, al único que los aficionados permitíamos que corriera en obstáculos, al que perdonábamos un error así, fue uno de mis héroes hípicos, sin duda.

    · Terminemos con España. Para convertir en realidad “A caballo entre Milenios”has visitado casi todo el mundo, aprovechando algún acontecimiento turfístico de relevancia, también carreras en España. No has podido, sin embargo, incluir a Madrid en tu periplo. Recuerdo que Javier Marías, en la presentación que hizo del libro en Madrid, señalaba la ausencia de ese capítulo en el que se desarrollara una carrera fantasma...en el Hipódromo de La Zarzuela. ¿Cuál es tu reflexión ante la casi dramática situación del turf madrileño?


    · Soy bastante pesimista en cuanto al hipotético futuro del Hipódromo de Madrid. Es más, me inclino a creer que no existe tal futuro. Lo cierto es que en el año 2000 se puede hablar de carreras de caballos que se hayan celebrado en todas partes...menos en Madrid

    El oro negro.-


    · Probablemente para nuestro “Derbyman” que es el aficionado clásico por excelencia, la visita a Dubai era una de las más obligadas, porque no cabe olvidar que la irrupción -que se produjo hace algunos años- de jeques dubaitíes en los hipódromos europeos, han revitalizado en lo material el turf del viejo continente.

    · El dinero, el dinero a espuertas, invertido en los mejores jamelgos, un dinero procedente del oro negro, ha servido de instrumento para que los colores del Jeque Mohammed Al Maktoum, se hicieran los amos de los tradicionales Grupos ingleses y franceses.

    · Tras la conquista de los viejos hipódromos, el Jeque se ha dedicado a la “Operación Dubai”, llevando, primero, ciertos caballos, más delicados que otros, a hibernar a Dubai –dónde el clima en poco o nada recuerda al de Newmarket-, para luego crear un meeting por invitación, más o menos artificial, al final del mes de marzo.

    · Año tras año, esta reunión se ha ido haciendo habitual en el Calendario Mundial de carreras lisas, aumentando las dotaciones hasta alcanzar el record de dinero pagado al ganador de la Dubai World Cup.

    · Una estrategia de marketing que ha tenido unos frutos incontestables. En Dubai, me dicen se encuentra el hotel más caro y más lujosos del mundo, dónde, ocupar la habitación principal una noche, cuesta -al cambio- algo más de tres y medio millones de pesetas, en dólares americanos. Sin desayuno.

    · Y en Dubai, cada vez con menos reticencias, ya sin invitación, se celebra una multitudinaria reunión, a la caída del sol, con luz artificial.

    · Algunas de las principales carreras mundiales se solapan, por lo que Fernando Savater no ha podido acudir a todas las que hubiera querido. No le ha quedado otro remedio que elegir.

    · ¿Era Dubai uno de los lugares que tenías claro debía formar parte de esta peculiar vuelta al mundo del turf?

    · Pues sí, desde luego. Dubai y Tokio eran dos sitios de los que, en principio, no quería prescindir porque no todos los días se pueden realizar viajes de ese calado.

    · ¿Cómo resultó la experiencia?

    · Bastante asombrosa. Para empezar, en Dubai, las carreras de caballos no son el espectáculo favorito del pueblo, sino las de camellos y las luchas entre toros bravos. De todos modos, el hipódromo estaba a rebosar, Eso sí, sin que nadie pudiera apostar ni una moneda, porque la religión no lo permite.

    · Fuiste testigo excepcional de la victoria de un caballo que tenía un nombre tan apropiado...DUBAI MILLENIUM....

    · Resultó impresionante. DUBAI MILLENIUM no llevaba ese nombre por casualidad, sino porque su propietario había cambiado el primitivo por éste tan alegórico, tras el diagnóstico de la gran calidad que los técnicos de la Cuadra atribuían al potro. Desde la salida, toma la cabeza DUBAI MILLENIUM y se va, más y más, impulsado por la masa de gente que grita al unísono. ¡DUBAI, DUBAI! Con todas las luces iluminando la noche del desierto, sobre la pista de arena, DUBAI MILLENIUM se va a ganar. Un espectáculo verdaderamente fantástico.

    Romanticismo, melancolía


    · Romanticismo y melancolía destila el capítulo que Savater dedica a su parada en Hungría. Tanto en la descripción –encomiástica y magistral- de Budapest, como en la peripecia de buscar un hipódromo, con la única pista que pueda proporcionar el nombre de Kincsem que poco o nada parece significar para la población de la bella ciudad.

    · Pero Savater persevera, y descubre que hay un lugar llamado Kincsem Park a dónde dirige, raudo, sus pasos, seguro de encontrar lo que busca: un hipódromo. La lógica, una vez más, impera y allí está....

    · -¿Cómo es el hipódromo de una ciudad como Budapest?


    · Pequeño y bonito, muy familiar. Todo el mundo se conoce, me recuerda enormemente al que un día fuera hipódromo de Madrid, el de La Zarzuela. Una estatua de KINCSEM justo a la entrada, da tributo a la que fuera tan gran yegua.

    El paisaje de la felicidad


    · Eso es Epsom para el autor de “A caballo entre Milenios”. Parece no existir nada que mejor saque a flote su sentimiento como esas verdes y onduladas colinas de Epsom...

    · Epsom es el calendario de nuestro “Derbyman”, es la fecha a la que se llega y desde la que se ha de contar.

    · Veinticinco veces –ahora veintiséis- han debido sus ojos brillar ante el singular espectáculo que supongo necesario para él, vital.
    · Veinticinco caballos distintos –con Galileo, suman veintiséis- han pasado victoriosos el famoso poste de madera. Algunos alcanzaron gloria eterna, otros, ni su nombre se recuerda, pero todos, todos fueron los mejores en su “Derby day”.

    · El Derby tenía invariablemente lugar el primer miércoles de Junio. Desde hace algunos años, se ha pasado esa fecha al sábado.
    · ¿Cuál es tu opinión sobre ese cambio?

    · Soy completamente contrario al cambio. Lo delicioso era que el Derby se celebrara en el que siempre fuera el más festivo de los días laborables. Es impagable la emoción de tener fiesta un día que no es festivo. Fantástica sensación la del antiguo Derby-Day en el que la vida entera de Inglaterra se detenía, dónde el que no tenía fiesta, se la tomaba, para acudir con presteza a participar de una experiencia perfectamente única. Era una especie de sentimiento nacional. Ahora se corre en Sábado para no perder días de trabajo.


    · Seguimos charlando, contando anécdotas. Decía Fernando, nuestro “Derbyman” que era un adicto a Piggott. ¡Y quién no! Y que, entre los caballos, SEA BIRD, SHERGAR o el único ganador del Derby que fue segundo, DANCING BRAVE, eran algunos de los que más le habían impresionado....

    · La noche terminó tarde pero se hizo bien corta. El tiempo parecía no haber transcurrido.

    Fernando tuvo el detalle de dedicar un ejemplar al portal y todos sus visitantes.









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