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viernes 29 marzo 2024



Cría y salud - 27/05/01
Síndrome de pérdida reproductiva en la yegua
Identificada la causa más probable de la crisis en Kentucky

Luis de Prat

  • A lo largo de la primavera, la región del Blue Grass de Kentucky ha sufrido una de las mayores crisis de su dilatada historia como foco principal de la cría caballar en Estados Unidos y mayor productor mundial del caballo purasangre. En escasas semanas esta región, que produce anualmente más de 8.300 potros de esta raza, ha acusado la pérdida de más de medio millar de potrillos purasangre por causas todavía sin determinar.

  • Los primeros indicios del desastre que se avecinaba, al que los veterinarios han denominado ‘síndrome de pérdida reproductiva en la yegua,’ ocurrieron a finales de abril, cuando los veterinarios de Lexington (Kentucky) empezaron a detectar casos de interrupción del embarazo en yeguas a 60 días de la cubrición, a la vez que observaban un número anormal de potrillos que nacían muertos o sin poder respirar. Un número que ya supera los 528 ejemplares perdidos, con la mayor cantidad registrándose, paradójicamente, durante el fin de semana del Kentucky Derby, cuando se recibieron 73 muestras en el Centro de Diagnóstico de Enfermedades de la Ganadería en Lexington el día 5 de mayo.

  • Se registró también un aumento anormal en el número de incidencias de pericarditis, uveítis y laminitis en caballos adultos de ambos sexos a la vez que empezaron a comunicarse casos similares a los del Blue Grass en otras ganaderías de equinos en el este y noreste de los EE.UU. Entretanto, las empresas transportistas de caballos no daban abasto para atender solicitudes de transportar yeguas hacia los estados del sur, como Florida.

  • Sin haber establecido todavía la causa del síndrome, el 10 de mayo, el senador Mitch McConnell enviaba un comunicado a la secretaria de agricultura en Washington D.C. explicando la crisis y el impacto económico de la misma para el estado de Kentucky, a corto y largo plazo, a efectos de solicitar ayuda al gobierno federal.

  • A raíz de la crisis repentina, los científicos del prestigioso centro Maxwell H. Gluck de investigación equina, en la Universidad de Kentucky en Lexington, iniciaron una investigación todavía inconclusa donde se han analizado varios posibles factores en la cadena trófica que envuelve al caballo como herbívoro. A resultas del llamamiento del senador McConnell la investigación ha contado con el apoyo del departamento de agricultura del gobierno federal USDA.

  • Desde un principio el enfoque se centraría en la composición de los pastos pero estaban por identificar las causas determinantes de los trastornos en el ciclo reproductivo de las yeguas que las hacía abortar. Al examinar los distintos factores que inciden en la calidad de los pastos, uno de los primeros en considerarse fue que el invierno poco frío hubiera permitido que proliferase el nivel de hongos tóxicos en los pastos.

  • Mientras se realizaban los análisis de las muestras, esta teoría fue la más aceptada hasta el punto que los fabricantes de pienso de Kentucky empezaron a incorporar un aditivo al alimento concentrado que tenía el propósito de reducir el efecto nocivo de las toxinas ingeridas con el pasto contaminado.

  • No obstante, en los últimos informes del centro Gluck, los resultados de los análisis no apuntarían a los hongos como causa de las muertes de los potrillos sino que revelaron la presencia en los fetos de otra sustancia altamente tóxica: El cianuro. Ante la pregunta de cómo podrían haber entrado las yeguas en contacto con esta sustancia, los investigadores identificaron enseguida la oruga procesionaria, por la estrecha relación de esta larva de mariposa con el cerezo silvestre, cuyo follaje tiene un alto contenido en cianuro.

  • El cerezo silvestre crece con cierta frecuencia en las praderas del Blue Grass y suele darse junto a los característicos robles centenarios en las arboledas que rodean los pastos donde salen a pacer diariamente los caballos. La oruga procesionaria se reproduce y se alimenta casi exclusivamente del follaje del cerezo silvestre, ya que es inmune al cianuro que contiene.

  • Esta primavera el tiempo fue anormalmente caluroso en el Blue Grass resultando en una auténtica plaga de las orugas, que son muy sensibles a los cambios de temperatura. Al haber pocas heladas durante el mes de abril, se desarrollo una cantidad muy grande de larvas constituyendo una presencia masiva en el campo del Blue Grass.

  • La procesionaria se alimenta del follaje del cerezo silvestre y desprende el cianuro que aquél contiene en las secreciones que produce la oruga al desplazarse. Los científicos están analizando ahora el contenido en cianuro de sus excrementos para terminar de definirla como vector del envenenamiento. Además de la ausencia de heladas, otra anomalía del tiempo fue que en el Blue Grass apenas hubo lluvia durante el mes de abril. La sequía en los pastos hizo que los caballos pacieron más cerca de las raíces de lo normal, exponiéndose más a las secreciones y excrementos tóxicos de las orugas en el suelo.

  • Aún no es seguro, pero por el momento los análisis apuntan a que sea ésta la teoría más válida y los científicos del centro Gluck así lo han manifestado a los medios. En el caso de que se atribuyera el síndrome efectivamente a la procesionaria el peligro ha pasado ya, puesto que a estas alturas de la primavera ha llovido suficiente y las larvas han formado capullos para convertirse en mariposas. Al suspenderse su ciclo alimenticio dejan de constituir un vector de transmisión del cianuro del cerezo silvestre a los pastos. Aún así, el centro Gluck ha recomendado a los criadores del Blue Grass que coloquen vallas entorno a las arboledas de cerezo silvestre o que los eliminen de los pastos y terrenos circundantes por completo.







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