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jueves 28 marzo 2024


Existe constancia de que en 1871 hubo carreras en Barcelona, que no tuvieron continuidad en los años siguientes.




Reportaje - 14/12/00
Historia de hipódromos y carreras en España (1)
masdecaballos.com presenta la primera entrega del estudio realizado por Francisco Salas

Continuación del reportaje
(2) Historia de hipódromos y carreras en España

INTRODUCCIÓN A LOS HIPÓDROMOS Y A LAS CARRERAS EN ESPAÑA

  • La Alameda de Osuna y la Casa de Campo
  • Jerez
  • Sanlúcar de Barrameda. El Puerto de Santa María y Cádiz. Andalucía pionera
  • La Castellana, antes que rascacielos... ¡caballos!
  • Barcelona y Zaragoza, también
  • Los veranos de Bilbao
  • La I Guerra Mundial. San Sebastián
  • La afición del monarca. El Duque de Toledo. La Guerra Civil española

    LAS CARRERAS EN ESPAÑA TIENEN 165 AÑOS DE HISTORIA

  • La Alameda de Osuna (1835) y la Casa de Campo (1843)
  • El primer programa de la Sociedad de Fomento
  • La reina Isabel II. El Duque de Osuna
  • La Castellana (1878)
  • Sólo 62 caballos, 39 propietarios, 22 jinetes aficionados y 19 jinetes profesionales
  • El primer Gran Premio de Madrid
  • El primer studbook
  • La cruz roja de borgoña del rey Alfonso XIII
  • La "Cuesta de las perdices".La Zarzuela

    INTRODUCCIÓN A LOS HIPÓDROMOS Y A LAS CARRERAS EN ESPAÑA

    La Alameda de Osuna y la Casa de Campo

  • Las primeras referencias contrastadas de carreras en España datan de 1835 y las sitúan en la Alameda de Osuna en Madrid. Esta iniciativa se concretará con las primeras carreras disputadas en la Casa de Campo en 1843, y ya bajo reglamentación. Parece que con anterioridad a lo reseñado pudieron darse algunas carreras en una finca del Duque del Infantado en la misma ciudad, pero se trata una referencia no confirmada.


    Carreras en la Casa de Campo


    Jerez

  • Justo en ese mismo año 1843, una segunda iniciativa tiene como escenario la ciudad de Jerez y si juzgamos por la descripción de su hipódromo de las Caulinas, construido en 1868, a él debería corresponderle el título de primer hipódromo español; los que se van instalando en la Casa de Campo madrileña parecen dejar mucho que desear en cuanto a lo que al capítulo de instalaciones se refiere. El impulso jerezano viene favorecido por la necesidad que los propietarios de las bodegas de la zona tienen de viajar con frecuencia a Inglaterra para comercializar sus vinos, país en dónde no en pocos casos, está el origen de sus apellidos.


    Sanlúcar de Barrameda. El Puerto de Santa María y Cádiz. Andalucía pionera

  • En 1845 y 1846 dos nuevos escenarios, en este caso naturales, vendrán a sumarse a la iniciativa que con tanta fuerza prende en esta provincia de Cádiz, siempre de tan enorme arraigo en todo lo relacionado con el caballos. Y será primero en el marco de las playas de Sanlúcar de Barrameda, el más antiguo de cuantos actualmente vienen celebrando carreras en España, al que se sumará un año después el Puerto de Santa María. Hasta cuatro pistas funcionando simultáneamente tendrá la provincia de Cádiz, cuando en 1878 se inagure en la propia capital el de los Puntales.

  • El resto de Andalucía no se quedará al margen de esta fiebre por las carreras y será en Granada donde se abrirá la primera pista, a parte de las gaditanas. Al poco tiempo será Málaga la que se sume a la actividad en 1875. Siguiéndole rápidamente Córdoba, que lo hace en 1878.


    La Castellana, antes que rascacielos... ¡caballos!



    Apuestas en la Castellana

  • No hay pues que extrañarse del largo dominio que las cuadras gaditanas ejercerán en las carreras que desde 1878 se disputen en el madrileño Hipódromo de la Castellana y que principalmente corresponderá a Guillermo Garvey. Máxime cuando Sevilla viene a unirse al ya nutrido repertorio de los abiertos en Andalucía, al inaugurar el de Tablada en 1880.


    Madrid, inaguración del hipódromo de la Castellana con motivo de las fiestas reales. Premio del Ministerio de Fomento. 60.000 reales



    Barcelona y Zaragoza, también

  • Existe constancia de que en 1871 hubo carreras en Barcelona, que no tuvieron continuidad en los años siguientes, hasta que las obras en las pistas del nuevo Hipódromo de Casa Antúnez permiten realizarlas de forma anticipada a la fecha oficial de su apertura, que se producirá en 1887. En ese mismo año existe constancia de la celebración de carreras en Zaragoza disputadas por jinetes militares, que se prolongarán al menos hasta 1891.

    Los veranos de Bilbao

  • Aunque efímeras, las primeras carreras organizadas en el País Vasco tienen lugar en Bilbao los días 21, 24, 28 de agosto y 1 de septiembre de 1890. Las carreras principales programadas son el Gran Premio de Bilbao con una dotación de 8.000 pesetas y Gran Handicap de Vizcaya con 4.500, lo que supone una elevada dotación para esa época.

    La I Guerra Mundial. San Sebastián

  • La suspensión generalizada de las carreras en Europa motivada por la I Guerra Mundial favorecerá la creación de nuevos recintos hípicos como el que se abre en San Sebastián en 1916, luego destinado a desempeñar un importante papel en las carreras españolas. Esa misma circunstancia facilitará la apertura del Hipódromo de Santander, que no llegó a alcanzar la continuidad deseable.


    La afición del monarca. El Duque de Toledo. La Guerra Civil española

  • La gran afición por las carreras del monarca español Alfonso XIII le lleva en 1919 a levantar un hipódromo en el Sitio Real de Aranjuez pero la incómoda comunicación desde Madrid en esa época impedirá su consolidación. Desde ese año hasta la Guerra Civil española la última tentativa de crear una temporada de carreras tendrá lugar en Chipiona en 1930. Terminada la contienda es el Hipódromo de Pineda en Sevilla el primero que registra su apertura en 1940. Le sigue a continuación el Hipódromo de la Zarzuela en Madrid, que ve terminada su construcción en 1941. En él se desarrollará buena parte del calendario destinado a la selección del PSI de nuestro país, hasta que se produce su cierre en 1997. Muy escasas han sido las tentativas posteriores encaminadas a la apertura de nuevos hipódromos. En el término de El Saler, próximo a Valencia, se concretará en 1976 una iniciativa que perdurará dos temporadas. Más suerte tendrán con la suya en la localidad tarraconense de Vilaseca-Salou, que sigue sumando ediciones en actualidad. Más recientes son las incorporaciones de Canarias, que ha integrado sus carreras al calendario oficial, tras algunos años preparándose para este año. Oviedo es desde este año el caso más reciente de ciudad española incorporada a la historia de las carreras de caballos.



    LAS CARRERAS EN ESPAÑA TIENEN 165 AÑOS DE HISTORIA:

    Madrid y las carreras

    La Alameda de Osuna (1835) y la Casa de Campo

  • Las fuentes más fidedignas señalan la Alameda de Osuna y el año 1835 como el lugar y fecha en que tiene lugar la primera carrera de caballos que merece ser tenida como tal. El precursor de esta situación será el Duque de Osuna, quien junto con otros aristócratas y a la vista de lo que están viendo desarrollarse en Inglaterra y Francia, traten de adaptarlo a nuestro país. Con estos impulsores e inspirados en ese modelo se constituirá el 23 de abril de 1841 la Sociedad de Fomento de la Cría Caballar de España, que es presidida por su artífice Osuna. Los reglamentos, primeros de su género en España, son aprobados el 2 de octubre de ese año. En cualquier caso, el germen y la materialización de las primeras carreras en Madrid, las que paulatinamente irían creciendo en estructura y organización, hay que establecerlo en 1835, máxime cuando desde la génesis, toda la idea que se concreta ocho años después, también corresponde al mismo equipo de personas. Una idea exacta de lo que se pretende la ofrece el texto introductorio del Reglamento:

    “Penetrados los que suscriben de la eficaz influencia que las carreras de caballos tienen en el fomento y mejora de esta raza, como se ha acreditado en Inglaterra y demás estados de Europa, donde por este medio se ha elevado al mayor grado de prosperidad, han resultado reunir sus esfuerzos, contando con la cooperación de los aficionados y con la protección del Gobierno y los Cuerpos municipales para contribuir al desarrollo de este importante elemento de riqueza pública, tan necesario al mismo tiempo para la defensa del país".

    "El inútil señalar la causa de la deplorable decadencia de nuestra cría de caballos, pues es demasiado conocida; lo que importa es restablecerla a su antiguo estado de esplendor, y con tan loable fin se constituye una Sociedad bajo las siguientes bases, previa la competente autorización de Gobierno”.



    El primer programa de la Socieda de Fomento

  • El primer programa que es aprobado por la SFCCE en 1842 para ser aplicado en las primeras carreras oficiales de 1843, contiene algunas reglas que de ser planteadas o requeridas ahora, nos parecerían insólitas: “las carreras deberán terminarse el día en que han empezado”; o en los casos de llegadas apretadas “cuando el juez no pueda establecer el orden de las posiciones, los implicados deberán volver a correr la carrera nuevamente”. Lo cierto es que en aquellos años existía la costumbre de correr al mejor de dos mangas. Cuando se empataba había que dirimir en una tercera. En esta práctica no era raro ni que las jornadas se alargaran, ni que los esfuerzos a realizar por los caballos se multiplicaran. Esta Sociedad desempeñará el papel de Sociedad madre respecto a las otras sociedades de carreras que posteriormente se vayan creando en diferentes ciudades; si bien éstas tendrán total independencia respecto a aquélla en lo económico.”


    La reina Isabel II. El Duque de Osuna

  • Se hace manifiesta la necesidad de conseguir unos terrenos para construir un hipódromo estable. El tutor de Isabel II no accede inicialmente a los que se solicitan en la Casa de Campo. Se resuelve alquilar la finca “Casa Blanca” que linda con el Canal del Manzanares y se enclava a la altura del cuarto molino. Allí se disputa la primera carrera pública el 20 de abril de 1843. La carrera dotada con 6.000 reales y corrida sobre 3.000 varas es ganada en sus dos mangas por el caballo Pagoda, del marqués de Guadalcazar, que invierte un tiempo de 5m. 7s. Seguidamente tienen lugar dos Carreras de Guerra en dos mangas. Los ganadores de las mismas dirimen el triunfo que corresponderá a Céfiro, del duque de Osuna. Al poco, es la propia Reina quien decide participar en la Sociedad de Fomento como socia y benefactora. El duque de Osuna, su Presidente, no reparará en gastos en su faceta de propietario cuando se trate de importar un corredor o una yegua de cría, razón por la que sus pretendidos rivales se moverán durante este periodo en un plano secundario.


    El Duque de Osuna

  • En los primeros años parece registrarse una mayor animación que en los posteriores, donde la asistencia parece reducirse progresivamente. Las carreras se celebrarán en el mismo escenario hasta fecha indeterminada. Hay referencias sobre celebración de carreras de forma continuada hasta 1866. En 1867 se publica un completo reglamento que adapta el modelo francés que viene a suplir al publicado en 1841. No parece razonable que directivos y comisarios de la Sociedad de Fomento se tomaran este trabajo, si sobre la continuidad de la actividad pesasen dudas. En todo caso no se tienen noticias concretas de las carreras, hasta la inauguración del hipódromo de la Castellana en 1878.


    La Castellana 1878


    Hipódromo de la Castellana

  • Pese a que las obras no están terminadas, fundamentalmente debido a las constantes lluvias producidas a lo largo de ese invierno, el 31 de enero de 1878 tiene lugar la inauguración del Hipódromo de la Castellana, pues se desea enmarcarlo dentro de las fiestas por el enlace matrimonial entre el Rey Alfonso XII y doña María de las Mercedes de Orleans y Borbón.

  • Situado donde hoy está lo que se conoce como Nuevos Ministerios, dos tribunas se levantaron en él, mientras que frente a ellas, si damos crédito a los grabados y crónicas de época, se agolpaba una enorme concurrencia en lo que parece ser un recinto de General en donde también se estacionan, próximos a la meta, los vehículos tirados por caballos en los que sus propietarios se trasladaban al hipódromo. El contorno o cuerda del óvalo central medía 1.400 metros. El autor del proyecto fue se apellidaba Capo y las obras fueron dirigidas por el ingeniero Francisco Boguerín. La prueba principal de la Inauguración fue ganada por el caballo Il Barbiere, del propietario jerezano Ricardo H. Davies, quién se embolsó los 60.000 reales en litigio y acreditó la hegemonía de las cuadras procedentes de Andalucía, que inmediatamente continuarían los colores de Guillermo Garvey, quien gana su primer Gran Premio de Madrid en 1883 y el quinto en 1910. En todos esos años, ¡cuántas no serían las estadísticas de propietarios ganadas!


    Sólo 62 caballos, 39 propietarios, 22 jinetes aficionados y 19 jinetes profesionales

  • Por las estadísticas de 1880, que fue un año de inflexión para las carreras, sabemos que los caballos competidores ese año en el conjunto de hipódromos con actividad en España fueron 62, pertenecientes a 39 propietarios distintos, que en su conjunto se repartieron 829.260 reales de vellón. En el capítulo de jinetes participan 22 aficionados, que vencen en 55 carreras, mientras que los 19 profesionales ganan en 95; ninguno de los tres primeros, con Tongue líder con 31 victorias de 63 montas, acreditaba un apellido reconocible como español. Las estadísticas de 1893 contabilizan 187 caballos participantes de 59 propietarios distintos que se reparten un total de 230.285 pesetas. Los profesionales son 25 que ganan 120 carreras y los aficionados 27 que alcanzan las 74. Jarvis lidera la de profesionales con 32 triunfos. Los días de carreras suman 22.


    El primer Gran Premio de Madrid

  • Desde 1881 y con unas condiciones de derby para nacionales, ya se celebra el Gran Premio de Madrid, ganando en esa primera edición por la yegua Sirena, de José Pedro de Aladro, también procedente de Jerez. Quizá tratando de devolver a Madrid la hegemonía perdida ante las carreras de San Sebastián, en 1919 la Sociedad organizadora aumentará su emblemático Gran Premio con una dotación extraordinaria de 100.000 pesetas. A las expectativas levantadas no le fueron a la zaga la emoción de su recorrido, del que saldría victorioso Nouvel An, circunstancia que el pupilo de la asociación Cimera-Martorell se produjo en 1918 y 1920. Precisamente en ese último año y para dar una idea del interés que ya suscitaba ganar esa carrera, el marqués de Villamejor compró a Dominion, ganador de las Guineas y segundo del Saint Leger inglés, pero el caballo debió adquirir algún resabio en origen, hasta el punto de que aquí se negaba a correr, incluso en los entrenamientos.


    El primer studbook

  • De ese interés por rivalizar en las principales carreras ya daba muestras el primer Stud-Book editado en 1883 a través de la Dirección General de Agricultura, pues por él sabemos de las sobresalientes paternidades de las que son portadoras algunas de las madres allí reseñadas: Benb Or, Dollar, Hermit, St Albans o Stockwell. No es arriesgado conjeturar que antes de ir a la cría tomaran parte en la competición. Ese mismo año se produce la aparición de la Guía de Carreras, lo que permite conocer la genealogía de los caballos participantes. La aparición al unísono de estas dos publicaciones debe interpretarse como una muestra de sensibilización por conocer el material que se pretende seleccionar. La revista "El Campo" será foro oficial de los acontecimientos relacionados con las carreras y en ella se tratarán con particular profundidad los varios aspectos que pueden ofrecer. En 1902 la responsabilidad de la llevanza de nuestro Stud-Book, junto con las competencias inherentes a la misma, serán trasladadas del Ministerio de Agricultura al de Defensa. Una decisión que está próxima a ver cumplidos los 100 años. En el Código de Carreras que aparece en 1917 figura la primera referencia sobre una Caja de Socorros destinada a ayudar en trances difíciles a los profesionales o sus familiares.


    La cruz roja de borgoña del rey Alfonso XIII

  • En el plano deportivo el período entre 1885-1890 es dominado por los caballos del duque de Fernán Núñez. Esa hegemonía pasará a la chaquetilla del marqués de Villamejor hasta 1911, para trasladarse después a la casaca morada con cruz roja de Borgoña, del duque de Toledo; titulación escogida por el Rey Alfonso XIII para participar en las carreras. Su actuación manifiestamente entusiasta en todo lo relacionado con las carreras creó un enorme revulsivo en ese entorno. El conde de la Cimera tomará finalmente el relevo hasta llegar a 1933. Aunque todo va a concluir con la contienda civil, en este período ya se había avanzado hacia un programa de carreras orientado hacia la selección de los ejemplares participantes. Gracias a cuyo efecto empezaban a producirse positivos resultados en la cría.

    La "Cuesta de las perdices". La Zarzuela

  • Con la instauración de la República coincide el vencimiento del plazo de la concesión hecho por el Ayuntamiento madrileño a la SFCCE para la utilización de los terrenos de la Castellana. Esos terrenos eran del Estado cuando fueron ofrecidos y aceptados por la Sociedad de Fomento en usufructo para, posteriormente, ser transferida esa propiedad al Ayuntamiento que en caso de expropiación, quedaba obligado al compromiso de entregar otras instalaciones con sus terrenos colindantes, de forma que permitieran la continuación de la actividad. En 1933 el gobierno decide derribar el hipódromo ofreciendo a cambio los siguientes aspectos: la capacidad para explotar el hipódromo de Aranjuez; 250.000 pesetas de subvención y la promesa de construir en breve de un nuevo hipódromo. Bajo la presidencia de Alejandro Larroux se cita por vez primera el sitio de la Zarzuela, próximo a El Pardo, como lugar de emplazamiento para el nuevo hipódromo. Y allí se iniciarán las obras en 1934, no sin antes vencer las iniciales dudas sobre la posible negativa influencia que el Monte de El Pardo pudiera tener este proyecto.







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