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jueves 28 marzo 2024


Al principio, en tiempos de Carlos II, se cruzaban apuestas sobre los caballos participantes en las distintas pruebas, de forma privada.




Reportaje - 08/06/01
Las apuestas en el turf
Los BOOKMAKERS

Por Coral Fernández y García-Diego

Las carreras de caballos: su origen

  • El otrora “deporte de reyes” surgió en Inglaterra, de forma reglamentada, en el Siglo XVII, gracias al entusiasmo que por esta actividad sentía el rey Carlos II. No entraré aquí en los hechos, fechas y lugares que rodearon este feliz nacimiento. Lo cierto es que las carreras de caballos, el “turf” -porque se corría sobre la hierba-, fueron inventadas por los ingleses.

  • Aunque ya sé que no voy a contar con el entusiasmo popular, confieso ser anglófila. En uno de los platillos de la balanza pongo el turf y, en el otro, voy añadiendo Drakes, Tireless, vacas poco cuerdas, glosopelas, Isabelas segundas o primeras, libras, yardas, gastronomía infecta, clima, Gibraltar...y lo que se quiera. Pero es inútil. La balanza no se altera. ¿Cómo –me pregunto- cambiar los últimos 200 metros de aquella recta en que Pat, sobre el pequeño castaño -desafiando leyes de gravedad, equilibrio y prudencia- volaba en el césped galo, por una roca pelada que –al parecer- fue nuestra?

  • Este pueblo tan denostado –motivos nunca faltaron- por pirata, ladrón, egoísta y clasista, tenido por hipócrita y excluyente, es, a pesar de todo, el mismo que ha ideado todos los juegos, deportes y acontecimientos lúdicos que más han merecido la pena en los últimos siglos. O siempre.

  • Me dirán que ya había carreras de “carritos” en la antigua Roma o que ya los egipcios jugaban al balón con el pie. No lo dudo. Pero los ingleses establecieron las normas que debían ordenar esas actividades, inventaron unas, reinventaron otras, desarrollaron y regularon todas. Y tan bien lo hicieron, que apenas si han sentido el paso del tiempo. Y tan bien lo han hecho que hoy, Siglo XXI, fútbol, tenis, golf...turf son los más universales pasatiempos a que tiene acceso la humanidad, instrumentos con los que el ser humano soporta la burla cruel que es la vida.

  • Pero volvamos a las carreras. No inventaron carreras en las que competir pudieran caballos cualesquiera, no. Como el español el toro de lidia, el inglés hizo lo propio con el caballo de carreras, llamado “pura sangre inglés” o “sangre pura de carreras” o, en puridad, “thoroughbred”, algo así como “criado concienzudamente”.

  • Con estos mimbres -caballos criados para correr velozmente, aristócratas propietarios y espectadores, hipódromos a espuertas y una reglamentación concreta y específica- fabricaron el cesto, y las carreras de caballos iniciaron su andadura.

  • Sin ningún ánimo de establecer antecedentes históricos que nos llevarían muy lejos, sí daré unas pinceladas sobre hechos curiosos ocurridos en Inglaterra cuando las carreras de caballos aún no eran las que hoy conocemos.

  • Cuando Roma ocupó Britania, la Reina Boadicea y su tribu vivían en lo que hoy es Newmarket y, en el anverso de sus monedas –de oro y plata-, estaba grabada la efigie de un caballo.

  • Es posible que la primera carrera que se disputara en Inglaterra tuviera lugar hacia 210 dc., entre unos caballos árabes que Septimio Severo había comprado.

  • También el venerable Beda describía carreras entre caballos corredores, pero, sólo a partir del Rey Ricardo –el cruzado Corazón de León-, esta actividad empezaba a ser un pasatiempo para caballeros y barones de su ejército.

  • En el siglo XIV se habla de un “match” entre un caballo del Príncipe de Gales –que luego sería Ricardo II- y otro del Earl de Arundel –más tarde, Lord del Almirantazgo-

  • El primer campo de carreras se establece oficialmente en Chester, en 1540 y se instaura una carrera cuya dotación es una campana de plata.

  • Hay datos de que la “Reina virgen”, Isabel I, acudiera a un espectáculo de carreras en Salisbury y en Croydon, dónde construyeron una tribuna para la comodidad de la soberana.

  • El Duque de Buckingham, amante de la española Reina Ana de Austria –mujer de Luis XIII de Francia- ostentaba el título de “Master of the Horse” por su labor en el fomento de aquellas pruebas.

  • Se celebraban mangas entre caballos, sobre distancias superiores a 6 millas, y los ganadores de cada una de ellas disputaban la final, recibiendo el ganador la consabida campana, ahora también de oro.

  • También eran populares los retos entre caballeros aristócratas que se jugaban cifras superiores a las mil libras.

    Las apuestas

  • Pero algo falta en este escenario: las apuestas. Difícilmente pueden concebirse carreras sin apuestas que, en última instancia, son el soporte de su existencia. Y los ingleses, siempre tan originales, “inventan”una figura única: el “bookmaker”, “bookie”, coloquialmente.

    Los bookmakers

  • Al principio, en tiempos de Carlos II, se cruzaban apuestas sobre los caballos participantes en las distintas pruebas, de forma privada. Propietarios, mozos y personal de las caballerizas apostaban a favor de su caballo contra idénticos individuos de otras cuadras que –obviamente- confiaban en su propio pupilo. Eran, por tanto, apuestas de caballo contra caballo entre responsables de cada uno de ellos.

    Primeros bookmakers

  • Sería hacia 1790 cuando un hombre llamado Ogden aceptó apuestas sobre más de un corredor en la carrera. Este es el antecedente directo del bookmaker moderno.

  • Al final del Siglo XVIII, aparecen dos nombres que han tenido con el tiempo enorme impacto en las carreras y apuestas en general. Fueron éstos Richard Tattersall y William Crockford.

  • Richard Tattersall, nacido en 1724, llegó a Londres procedente del Yorkshire y su actividad se centraba principalmente en la venta de caballos, obteniendo una comisión sobre cada transacción que realizaba.

  • En aquella época no había un lugar concreto en el que los caballos se pusieran a la venta en periodos concretos, por lo que ofreció sus servicios como subastador. El proyecto entusiasmò a Lord Grosvenor y se construyó la primera sede de ventas en el Hyde Park Corner, recinto que era usado habitualmente por los bookmakers, que eran miembros de Tattersalls.

  • Años después se creó el Tattersalls Committee que fue autorizado en 1886 por el Jockey Club con el objeto de resolver disputas sobre apuestas, así como fijar e informar sobre los morosos. Este Comité realizó un ingente trabajo, reuniéndose a lo largo de un año casi 20 veces.

  • William Crockford, el fundador de una sala de juegos en Newmarket, había sido previamente pescadero. Tanto logró mejorar en su oficio que pudo comprar una mesa de juego en King Street.

  • Una afortunada apuesta sobre un outsider del Derby le hizo prosperar y, en sociedad con un hombre llamado Gye, se dedicó a desplumar a varios miembros de la nobleza, alcanzando la ganancia de 100.000 libras.

  • De resultas de este éxito adquirió su famoso local en el 50-53 de St. James´s Street al que acudieron las personalidades más notables del momento como Disraeli, Lytton o el Duque de Wellington. La cocina del establecimiento, reputada en todo el país, era gratis para todos los miembros del club.

  • En 1809, Crockford se convirtió en un bookmaker y compró una casa en la High Street de Newmarket, así como una granja en el condado y, más tarde, una enorme casa en New Station Road, con locales de juego en los bajos.

  • En 1859 se fundó el Sporting Life y poco tiempo después se instauró el actual “starting price”.

  • Los días de carreras, los bookmakers se congregaban en Hyde Park, en lo que es actualmente el Speaker´s Corner y, generalmente, escribían con tiza en pizarras o en carteles adosados a los árboles, sus propias listas de los corredores y los dividendos.

  • Esto era obviamente ilegal por lo que la policía los echaba del lugar, motivo por el que comenzaron a concentrarse en los clubs situados preferentemente en la zona de Fleet Street.

  • La mayor parte de su clientela procedía de la alta burguesía que prefería regularizar sus cuentas semanalmente por lo que los bookmakers así lo establecieron en sus reglas.

  • El primer periódico que publicara los “starting Prices” fue el Evening News en 1883 y resulta significativo que la tirada del periódico se triplicó en los 3 meses siguientes. Después en 1926 el Sporting Life publicaba una combinación de los precios, compilados por un representante de cada periódico. Hecho esto, se enviaba a todos los periódicos y boolmakers (y ahora se extiende por radio y TV) por 2 agencias: La Press Association y la Exchange Telegraph.

  • Aunque mucho más racionalizado ahora, este sistema prevalece y ha resistido el paso del tiempo, la segunda guerra mundial y el establecimiento de 15.000 tiendas de apuestas.

  • Antes de 1939, el volumen de negocio del Starting price no era enorme. Los bookmakers que se anunciaban en los periodicos deportivos se podían contar con los dedos de las manos aunque incluian los muy conocidos de Duggie Stuart, David COPE, James Maclean y McLauchlans.

    Continuará....












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