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viernes 19 abril 2024



Francia - 18/03/03
JEAN LUC LAGARDERE
Desaparecida la máxima figura del turf francés

Por CFGD

La noche del pasado viernes, en el parisino hospital de al Lariboisière, fallecía Jean Luc Lagardère, a los 75 años de edad, como consecuencia de una complicación viral derivada de la intervención quirúrgica de una cadera que se le había practicado con éxito, a finales de Febrero.

  • El mundo del turf francés acogía con sorpresa, estupor y cierta dosis de catastrofismo, la luctuosa noticia, conmovidos los cimientos de las carreras del país vecino. Y no era para menos porque Jean Luc Lagardère representaba –desde que fuera elegido Presidente de France Galop en 1995 y reelegido en el 99- seguridad, tranquilidad y futuro para esta actividad en Francia. Se cumplía al final del presente año el término de su segundo mandato y ya Lagardère - a pesar de sus 75 años- había aceptado continuar al frente de la institución, para lo que fué preciso variar la norma concerniente a la limitación de edad del Presidente. Con la desaparición de Lagardère, el futuro de las carreras francesas ha sufrido un golpe de incalculables dimensiones.

  • Si Lagardère aparece como persona insustituible al mando de France Galop (Organismo rector de las carreras galas), no es porque su ausencia afecte al día a día de la institución -en la que no desplegaba funciones ejecutivas-, sino por el papel de cualificado intermediario entre el turf y las máximas autoridades políticas que rigen los destinos de Francia. A su figura de propietario-criador de primera fila unía su condición de relevante hombre de negocios, dueño de un importante emporio empresarial, con poder, voz y voto en las más altas instancias. Un interlocutor irreemplazable en la defensa de las carreras de caballos –al que muchos han bautizado como el salvador de las carreras francesas-, dedicado casi exclusivamente a los grandes temas económicos y políticos, que defendía y negociaba frente a los poderes públicos en absoluto plano de igualdad, logrando frutos de vital importancia para las carreras. Innovador y atrevido, era el padre de la descentralización de las carreras francesas que ha permitido en los últimos años simultanear los eventos de provincias con los de la metrópoli y que ha dado nueva vida a la actividad en puntos geográficos hasta entonces relegados a un segundo plano. Cercanas las negociaciones de los contratos de arrendamiento que France Galop tiene en Longchamp y Auteuil y del trascendental acuerdo con lo poderes públicos, la ausencia de Lagardère se torna inmensa.

  • Jean Luc Lagardère era un ingeniero inteligente, trabajador y –como buen gascón- práctico y tenaz, que comenzaba su andadura profesional en el grupo Dassault, a principios de los cincuenta. Relacionado desde su juventud con la industria aeronáutica, fue primero el artífice de importantes empresas de alta tecnología, relacionadas con las telecomunicaciones, el espacio y la defensa, extendiendo posteriormente su iniciativa al transporte y los medios (TV., radio, prensa escrita, etc). Importante ejecutivo desde los sesenta del grupo MATRA -dedicado no sólo a la fabricación de coches, sino también de armamento y material aeronáutico y espacial-, asumía en los setenta la presidencia de la conocida firma y, poco después, se lanzaba por el camino de los medios audiovisuales mediante la incorporación de Europe 1, incursionando asimismo en el mundo editorial francés, operación que culmina con la compra de Hachette, empresa máxima del sector que el pasado año se veía enriquecida con la adquisición del grupo “Vivendi Universal Publishing” –integrado por Larousse, Robert, Plon, Laffont, Bordas, Nathan y otras-, convirtiéndola en el número uno de la publicación escrita en Francia. Bajo sus auspicios nacía también, estos últimos años, el canal temático exclusivamente dedicado a los caballos, Equidia, que ha supuesto un importante incremento de las apuestas que rige el PMU. Baste decir que más de cincuenta mil personas integran sus grupos empresariales.

  • Hombre activo y vital, tenía pasión por el deporte en general –el automovilismo, el fútbol y el tenis- y por el turf en particular. Así, adquiría su primer yearling en 1966 y un año después su primera yeguada, el Haras de Val Henry. Sus comienzos en la actividad no fueron tan sencillos como de la condición del personaje se podía augurar, porque hubo de esperar nueve años hasta ver sus colores –verde y azul entonces- pasar por ganadores…en un reclamar. Pero Lagardère no era de los que se rinden ante las dificultades, sino un luchador nato -por tenaz, paciente-, empeñado en edificar otro emporio más: una yeguada puntera que abasteciera una cuadra puntera. Y, así, en 1981, adquiría a la viuda de François Dupré el Haras de Ouilly, una yeguada de 180 hectáreas, sita en Normandía –cercana a Val Henry-, escenario de la excelente cría Dupré en años anteriores. Cumplido el tiempo legal en que unos colores caducan por el desuso, el “Boss” adopta también los colores de Dupré, el rosa y gris que adornarían sus futuras victorias. Ouilly fue el punto de partida de la hegemonía que Lagardère alcanzaba en el turf francés, plasmado en las nueve ocasiones en que terminaba primero de la estadística de criadores franceses, en los triunfos de caballos como RESTLESS KARA (G1 Diane 88), LINAMIX (G1 Poule d´Essai des Poulains 90) o SAGAMIX (G1 Arco 98), por citar una muestra.

  • También en su actividad como criador, Lagardère puso su sello personal, utilizando métodos de cría que los entonces capitostes del medio miraban con la ironía que el que se cree imbuido de divinidad dedica al recién llegado, un rico industrial que no tiene en qué gastar su fortuna y elige la cría de purasangres como si de otro hobby se tratara. Pero Lagardère tenía verdadero amor al caballo y, en especial, una patente pasión por la cría. Convirtió Val Henry en yeguada pública, dónde se estabulaban los sementales, pasando Ouilly a ser su yeguada privada, la de sus yeguas, yearlings y foals. Su objetivo era lograr los mejores productos con animales de la casa, en una especie de labor artesanal propia que le llevaría a primar a sus sementales sobre los demás, una táctica que no le daría resultado con Bolkonski pero que se vería premiada, años más tarde, con los éxitos alcanzados por Linamix, gran corredor pero con un pedigree que la generalidad de criadores desdeñaba. LINAMIX se revelaba como un semental excelente, alcanzando el primer lugar de los padrillos estabulados en Francia en tanto que padre de muy notables corredores del más alto nivel. Un hijo suyo, SAGAMIX, aportaría más tarde a Lagardère el mayor galardón al que, como propietario, aspiraba: el Arco de Triunfo.

  • Muchos han sido los nombres de sobresalientes profesionales del medio que, en estos casi cuarenta años, han estado –de un modo u otro- relacionados con Jean Luc Lagardère: desde François Boutin a André Fabre, pasando por Olivier Peslier o Jean- Claude Rouget. Muchos los nombres de caballos que han aupado los colores rosa y gris a lo más alto. Y mucho habrán de luchar los responsables de las carreras francesas para no perder lo logrado y seguir en la línea de progreso que su desaparecido presidente había iniciado, una responsabilidad que no sólo afecta al turf vecino sino al de los restantes países europeos, participantes activos en los hipódromos galos. Y que incide muy especialmente en el turf español, que –hundido en la miseria en que dirigentes inútiles le habían sumido- encontraba todos estos años en las pistas francesas un lenitivo a su desastre, la tabla de salvación que impedía la total desaparición de las carreras de caballos en España.










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