por CFGD

Con terreno firme y cielo nublado tenía lugar el pasado viernes en el hipódromo de Ellerslie, Auckland, Nueva Zelanda, el G1 Mercedes Derby, que proporcionaría una muy cerrada llegada entre siete de los quince partants, que cruzaban la meta en menos de dos cuerpos, correspondiendo la victoria al outsider CUT THE CAKE que lograba imponerse por una cabeza a uno de los favoritos, MOUNT STREET.

El llamado “Boxing Day” en el mundo anglosajón -para designar al día siguiente al de Navidad-, iba a constituir para los entrenadores Moroney y Scott –que preparan caballos conjuntamente en el complejo de entrenamiento de Matamata- uno de los días más afortunados de su carrera, al ganar dos pruebas black-type en la reunión –con la potra Clean Sweep y con el tres años Ubiquitous- antes de que se disputara el Derby que sería obviamente su mayor triunfo en una tarde gloriosa.

Desaparecidos de los lugares de vanguardia los dos punteros Maroofity y Mr Sleeman que habían dado a la prueba un paso decente aunque no excepcional, la lucha se generaliza entre varios aspirantes, mientras CUT THE CAKE y MOUNT STREET circulan en medio del paquete, sin sitio alguno para pasar. A falta de 300 metros, se abre un hueco por el que Coleman –jockey de CUT THE CAKE- cuela rápidamente a su montura adelantándose fracciones de segundo a Cooksley que, sobre MOUNT STREET, había tenido idéntica idea pero que se hubo de contentar con seguirle. Ambos surgen con la suficiente fuerza como para superar a los que les precedían a falta de 100 metros, luchando entre los dos hasta el mismo poste, sin que MOUNT STREET pudiera enjugar la cabeza que CUT THE CAKE obtenía en la meta. Tercero, un cuello del segundo, rematando fuerte de finales por el exterior desde lugares de retaguardia, terminaba MASAI que precedía por tres cuartos de cuerpo a WAITOKI DREAM, al que molestó ligeramente. Presentada reclamación por los responsables de este último, resultó desestimada por los Comisarios de Carreras. Medio cuerpo, nariz y un cuello eran las distancias a las que entraban los tres siguientes: TERRAIN, FIREWHEEL y RUSSIAN PEARL.

La apreciación general de quienes presenciaron la prueba es que el ganador debería haber sido MOUNT STREET y que la fortuna –o los mayores reflejos e iniciativa de su jockey- había sido el factor determinante de la victoria de un CUT THE CAKE que salía por quinta vez a la pista y que ninguna de sus actuaciones previas invitaba a creer en su probabilidad. El ganador, que el 2002 fue presentado en la Festival Yearling Sale que organiza NZ Blodstock, para ser retirado previamente a la subasta, está criado por otro Moroney, Paul, hermano del entrenador y es propiedad de un sindicato que encabeza el mismo Paul, sin que se haya filtrado a los medios cual de sus varios propietarios será el agraciado con el vehículo que la casa Mercedes, patrocinadora del evento, ofrecía como premio adicional al propietario del caballo ganador.

Como curiosidad señalaremos que poco faltó al semental Kilimanjaro para hacer una tripleta histórica, ya que sus tres representantes en la carrera terminaban segundo, tercero y quinto.

Decepcionaban las actuaciones tanto de RUSSIAN PEARL como de PHILAMOR, con acreditados méritos antes de la carrera, disculpable en el caso del primer citado porque la distancia le pasó la factura que de su pedigree podría extraerse y sin otra excusa el segundo que la de salir de un cajón del exterior, excusa con escasa consistencia si se piensa que hablamos de una prueba sobre la milla y media y que este es un caballo al que gusta ir detrás y venir de finales.

El sentir generalizado al concluir la prueba más importante para tres años del país es que estamos ante un Derby por debajo de lo que es exigible, apreciación que los observadores cimentan tanto en las actuaciones previas del ganador como en los antecedentes inmediatos del que terminaba tercero, MASAI, que tan sólo había dejado de ser maiden seis días atrás, justo a tiempo para poder ser de la partida en este Grupo 1. Las venideras confrontaciones con los viejos, tanto en handicaps como en pruebas a pesos por edad, han de ser las que determinen lo cierto o falso de esa impresión.