Las CARRERAS de CABALLOS MILITARES

PROXIMAMENTE darán comienzo (el jueves 12 del actual) la serie (seis pruebas) de carreras militares, en la cuales nuestros jinetes caballeros oficiales y simplemente caballeros civiles tomarán parte y demostrarán sus aptitudes para hacer deporte; éstas precisamente son las únicas pruebas que pueden calificar a las carreras de caballos como deporte (hemos quedado en que dichas carreras de caballos, por sí solas, no son deporte, sino prueba de productos y selección de los mismos).

Por consiguiente, creemos oportuno hablar de las carreras de caballos cívico-militares y vamos a referirnos a la opinión de un modesto aficionado, entusiasta jefe del Arma, y así como del caballo y de las pruebas hípicas, sean Concurso o Carreras.

Las carreras, exclusivamente militares, han vuelto a su actividad, reducida lisas y no a vallas, como deben ser y serán en lo sucesivo, en atención a no poder estar los caballos aún como debieran para aquella clase de pruebas. En este año, de penuria de participantes, esperamos sean un éxito, aunque el copo de la Escuela de Equitación, y de sus derivados, sea casi manifiesto, ya que casi todos los oficiales a quienes se les adjudicó caballo han venido a terminar en la Escuela, precisamente por sus conocimientos y aptitudes profesionales.

Y ya que estamos hablando de esto, un pequeño y quizá innecesario consejo al público que «ya sabe apreciar». Acostúmbrese ese «público» y hágase a la idea que los oficiales toman parte en las carreras sobre caballos de muy inferior clase, de desecho, de las buenas cuadra, y de que las carreras militares, al no tener como objeto la selección del pura sangre, sino sólo un medio para que los oficiales demuestren sus aptitudes y constante entrenamiento, al mismo tiempo que el ímpetu y corazón necesarios en el verdadero jinete militar, no deben juzgarse tan severamente como las carreras civiles con participantes de clase, montados por profesionales y, desde luego, desechar esa idea tan absurda, como mal intencionada e inadmisible, de que el ganador no siempre ha sido el mejor.

En la oficialidad española, la satisfacción interior es una de la más preciadas cualidades, y al lograrla siempre se encaminan los jinetes militares, para los cuales, créanlo los pocos que entre el público lo pueden poner en duda, el verdadero triunfo consiste en llevar su cabalgadura a la victoria, sea aquella propia o de un compañero.

No olvidemos que de las carreras militares salieron jinetes y luego preparadores tan competentes como Letona, Cavanillas, Ocaña, Coello, (Ponce de León), (!Presente!), Trujillos, entre otros muchos que han tenido o tienen a su cargo, quizá con ventaja, preparaciones de importantes cuadra civiles.

Tampoco olvide el público, y lo podrá apreciar, qué tanto por ciento de verdad habrá en unas salidas «francamente» tomadas por los que se «prestan» a todo y desean ganar la carrera sobre el verde…; pronto los veréis: serán los gloriosos oficiales y caballeros españoles…