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jueves 28 marzo 2024







Sementales Cruzados


GALOPE - R. DE C. 31-5-1941 SEMENTALES CRUZADOS

Espinosa cuestión la que pretenden examinar estos renglones muy por encima, claro está ¿Pueden y deben utilizarse sementales cruzados en nuestro país? Parece que los organismos rectores se inclinan a una negativa, con la excepción del hispano-árabe, cuyo empleo admite el reglamento de paradas particulares.

Desde un punto de vista puramente empírico, los argumentos en pro abundan. El pura sangle inglés es un mestizo, y no solamente angloárabe, sino con un influjo berberisco, al que debe su carácter longilíneo, a través de Godolphin Barb -y no Arabian- y de las yeguas reales. Natural Barb Mare, Burton Barb Mare, etc. Posiblemente cuente con otros ascendientes de tips menos definidos. Nada de ello le priva de constituir la más selecta de las razas ni de ser la que transmite fijeza a sus admirables características. Mestizos son los angloárabes franceses y los trotadores normandos y galoffs: mestizos los hackneys y tantos más.

El resultado –más elocuente que todas las teorías- bastaría por consiguiente, para privar de eficacia a cualquier doctrina genética que se opusiera el empleo que preconizamos. Pero es el caso que sólo por un uso arbitrario de las leyes de la herencia se puede llegar a una conclusión contraria. Si es cierto que “de una serie de mestizos abandonados así mismos los carácter morfológicos tienen una tendencia a disminuir y los mestizos a volver a las razas puras”, ni Nandin ni Mendel negaron que, con una selección basada en la prueba, fundada en la busca de una característica dominante, reforzada con una gimnástica funcional adecuada, pueda por mestizaje lograrse una fijeza constante de caracteres y crearse, en definitiva, una raza llamada pura con tanta justificación como las demás.

Si aspiramos seriamente a lograr en España una producción homogénea del tipo más adecuado de caballo de silla o de guerra, tendremos que acudir a los procedimientos cuya eficacia ya está contrastada: a la puesta a punto del instrumento selectivo, con pruebas basadas en la aptitud que se persigue, a la creación de un libro de orígenes, a semejanza del Hunter Stud Book, y la mestizaje, que no excluye, claro está, el uso de los sementales de raza pura que han servido para lograr el tipo que pretende conservarse, o sea el angloárabehispano, probablemente.

Es cierto que actualmente las pruebas de selección no tienen todavía el carácter que aspira a darles la S.F.C.C.E., y que refleja el nuevo reglamento de carreras de cruzados. Cierto también que el tipo que buscamos sólo se produce en muy pequeña escala, casi por excepción. Pero, pese a todo, creemos que desde ahora, procede que el estado adquiera sementales cruzados y permita su empleo en las paradas particulares, siempre que hayan demostrado una clase suficiente –en este punto hay que ser más exigentes, relativamente, que con los p.s.- y un modelo adecuados.

Aparte de lo dicho, lo justifican las siguientes razones: escasez en número y calidad de nuestra actual producción de p.s.i.: producción satisfactoria que suele dar un buen cruzado (citemos, por vía de ejemplo, la de Carbón, un cruzado procedente de la yeguada del marqués de Corpa, en Jerez de la Frontera); valor de orientación que tendría la medida, y por último, estímulo que supondría para el ganadero que aún incide en el romanticismo de criar caballos de silla.








 

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